Guayabera y mascarilla

El mensaje se ha rematado: Sevilla es una ciudad con barrios pobres, sin turistas y con un calor insoportable

La visita de los Reyes de España a Sevilla ha dejado muchas perlas, casi un collar. Está bien que conozcan los proyectos del Polígono Sur y estaría mejor que el viaje sirva para un cambio. Eficacia es la asignatura pendiente. A veces no por culpa de los proyectos, sino también de algunos usuarios residentes en la zona. Hay un eterno combate entre la cultura del esfuerzo y el trapicheo fácil, que no ayuda. El comisionado Jaime Bretón conoce el panorama, por lo que pudo aportar claves a don Felipe y doña Letizia. Allí todo es manifiestamente mejorable. Hay que tener los ojos abiertos, sin mirar a otro lado. Por lo demás, esta visita ha dejado otras cuestiones pintorescas, al margen de su contenido social.

Un ejemplo es el protocolo. Ya no hay expertos sevillanos en la materia como el recordado Mauricio Domínguez y Domínguez-Adame, al que veíamos y pensábamos de inmediato: protocolo eres tú. Sevilla es una de las ciudades españolas más protocolarias, quizá la que más. Por el contrario, en los actos de los Reyes hay mando único de la Casa Real. Y se nota.

El protocolo de la Zarzuela es rígido y tajante con las mascarillas. No hay un solo acto de los Reyes sin que las utilicen estrictamente. Personas poco favorables a su uso, como Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y la mayoría de los ministros, las han incorporado en actos donde coincidieron con los Reyes. La visita a Sevilla transcurrió en una mañana que iba como loca hacia los 40 grados. La ineludible mascarilla se completó con un protocolo relajado.

Ahí lo estropearon. El rey Felipe VI vistió guayabera. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, y el alcalde, Juan Espadas, optaron por camisas (de mangas largas, por supuesto). Es cuestión de gusto, pero me parecen más elegantes las camisas que las guayaberas, que llegaron a Sevilla y Cádiz desde el Caribe. Son prendas para noches de club náutico. Pero aquí hemos vivido mañanas de Corpus a 40 grados y un protocolo de chaqué y corbatas, como Dios merece. Y para la Virgen de los Reyes ídem. Nada de guayabera. Se lo debieron explicar a los Reyes. Esto es Sevilla, donde algunos van con corbata a 45 grados.

El mensaje urbi et orbi se ha rematado: Sevilla es una ciudad con barrios pobres, sin turistas y con un calor insoportable. En fin, un lugar ideal para no viajar en verano. En el Centro Cívico El Esqueleto quien se sentiría más a gusto es la Canina, que tampoco usa corbata. Caninos están muchos vecinos del Polígono Sur. Las cacerolas se las llenan por caridad, según parece. Aun así mostraron alguna bandera de España, que no es exclusiva de los barrios ricos.

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