Reaparece hoy la tropa blanca ante su gente y lo hace triunfal, con mucho laurel en las sienes y las sensaciones disparadas hacia ni se sabe dónde. Tras clasificarse en Lyon para el gozo de seguir en Champions recitó una lección de jerarquía en Balaídos, algo así como una declaración de intenciones por la que el techo no se colige. Y de aquesta guisa, el Sevilla reaparece ante su clientela para un compromiso con más aristas de lo habitual.

Llega el Málaga y resulta que el Málaga suele ganar más que pierde en Dato. Muchos han sido los jarros de agua helada que el equipo de Martiricos ha vertido sobre la vertical de Nervión como para pensar que estamos ante uno de esos trámites que el Sevilla suele liquidar como local. Y por si no bastase con los antecedentes, resulta que los de la Costa del Sol llegan de la mano del hombre que con precisión y maña de relojero le enseñó al Sevilla el camino de la gloria.

Mucha ha sido el agua que pasó bajo los puentes, pero no ha sido caudal suficiente como para que aquí se olvide qué significa Juan de la Cruz Ramos en la historia del Sevilla. Muchos, los de siempre, se pararán más en recordar cómo se fue, de qué forma apostó por la libra esterlina para abandonar la nave. Pero la realidad es que en el tiempo que ocupó el banquillo de la derecha supo desbrozar los caminos y las veredas que conducían a la gloria, ergo así debería recordarse.

Y si Juande fue el pionero para el decenio más glorioso, aquí aguarda Jorge Sampaoli, el taumaturgo que está instalando al Sevilla en un peldaño aparentemente superior. Pero convengamos en que el fútbol es de los futbolistas y que en este Sevilla-Málaga de hoy que algunos insisten en darle calificativo de derbi se encierra un instrumento con muchas teclas que tocar. ¿Será capaz el Sevilla de convertir el duelo en uno de los muchos trámites que liquidó como local? Chi lo sa...