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Punto de vista

josé Ramón / del Río

Homenaje a Sanz Briz

ESTABA a punto de coger el tren que me llevaría a Madrid, camino del vuelo a Roma, cuando recibí una llamada que, a pesar de mis prisas, no podía desatender. Era Adela Sanz Briz, que me llamaba con santa indignación porque había leído en Diario de Cádiz del viernes pasado la nota de prensa remitida por el grupo municipal socialista del Ayuntamiento de Cádiz y por la que la concejal Aurelia Morales solicitaba a la corporación que respaldara la iniciativa de asociaciones culturales sefarditas, para el reconocimiento de la figura de su padre, Ángel Sanz Briz, embajador que fue de España y conocido como el Ángel de Budapest por haber salvado la vida a miles de judíos, perseguidos por los nazis. Los que conocen a Adela, que son muchos en estos pagos, saben que es una persona íntegra, de una amabilidad extraordinaria, que sólo ve el lado bueno de las personas y las cosas.

Me mostraba su indignación ante la manifestación de la concejal del PSOE, que en su nota destacaba la importancia de que Cádiz "… sepa reconciliarse con uno de los episodios más negros de su historia, ya que fue el único puerto de España a partir del cual el régimen de Franco realizó una masiva deportación de judíos que, precisamente eran confinados en el antiguo Hotel Playa". Adela me dice que vivió de niña este episodio y que no fue un episodio negro en la historia de Cádiz, cuyo puerto sirvió como otros de Europa para embarcar con destino a Palestina, a los que no habían querido quedarse aquí; de España, en esta ocasión, no se deportó a un solo judío. Dice la concejal socialista que no quiere politizar su iniciativa, que por lo demás no es suya, sino de las asociaciones sefardíes, pero alguien que forma parte de la corporación municipal no puede pedir que esta "se reconcilie con uno de los episodios más negros de su historia". Le hubiere bastado con informarse y, no tiene excusa, porque Cádiz es una de las pocas ciudades de España que tiene su historia, escrita, día por día, desde hace 146 años. En la hemeroteca del Diario de Cádiz hubiere podido leer lo que ocurrió en 1944. Se trata, por tanto, de un insulto gratuito a Cádiz, que hubiere podido evitar con un poco más de diligencia.

La placa de acero que se colocará en la fuente de las tortugas de la plaza de España, como reconocimiento a Sanz Briz, será una adhesión de esta ciudad a su figura, pero no la asunción de culpas en la masiva deportación de judíos, con la que Cádiz nada tuvo que ver.

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