La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

¡Horror en la Magdalena!

Se hace difícil plantear cualquier defensa del mamarracho que se ha perpetrado en pleno centro histórico

No, de ninguna manera se trata de defender que todo lo antiguo es mejor, que la Sevilla en sepia era más auténtica que la actual y que los tiempos en pantalón corto siempre fueron los más felices. No, en absoluto se trata de enredarnos en una maraña de nostalgias que siempre tiene su cuota de adeptos. Acaso, qué cosas, se trata de exigir no ya un diseño urbano de plazas hermosas, regionalistas, con farolas fernandinas y bancos de forja, sino simple y llanamente funcionales, que hagan los trayectos o las estancias del peatón ni siquiera agradables, sino soportables en una ciudad marcada por los largos períodos de calor. Renunciamos a la belleza si es necesario y que se vayan al cuerno los criterios estéticos si de eso es de lo que se trata, pero la Gerencia de Urbanismo debería trabajar diseños de espacios urbanos exentos de dureza. Van demasiadas atrocidades ya. La de la nueva Plaza de la Magdalena es la enésima y se hace difícil plantear cualquier defensa del horror que se ha perpetrado en pleno centro histórico.

¿Era tan difícil recrear otro ambiente? Parece que lo han diseñado los mismos tíos que el portaaviones Colón, ese engendro que rodea nada menos que la Torre del Oro, caracterizado nuevamente por la dureza, la carencia de sombra y las líneas minimalistas justo enfrente de un bien de interés cultural como la Maestranza. Ni la estatua de Manolo Vázquez se atreve a mirar hacia atrás en un desplante. La Plaza de la Magdalena ha quedado churretosa y mamarracha. No pedimos la reedición de la Plaza de España, sino eso que los socialistas de los años de Monteseirín en el gobierno de la ciudad llamaban con toda cursilería "la ciudad de las personas y habitable". ¿Y qué me dicen del nuevo hotel? ¿De verdad eso tiene cinco estrellas? ¿Pero la quinta estrella la regalan en Fitur, con las cajas de bollycaos o al comprar un lote de tres latas de La Piara? Visto desde fuera parece un hotel del extrarradio de Albacete. Nada llama la atención, pero somos catetos que aceptamos cualquier proyecto en todo el centro.

Menos mal que don Aníbal González redactó el pliego de condiciones del proyecto de construcción del Alfonso XIII que finalmente hizo Espiau. Hoy lo hubiera ganado el señor ese que al que le falta la capucha del emperador de la Guerra de las Galaxias y que lo pone todo oscuro, entre negros y grises. Pues nos ha salido un hotel anodino, de esos que no aportan nada al paisaje de la ciudad, como tantos y tantos que aburren y que están a puntito de abrir sus puertas a los turistas patibularios que hacen feliz al gran Antonio Muñoz, delegado de Urbanismo. Qué feo todo, Antonio. Una plaza a la medida de un hotel.

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