DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Huelgas en el Metro

Cuando hay que conquistar tres líneas, es una frivolidad que el Metro mantenga una huelga que apenas molesta

A la gran mayoría de los sevillanos no les importa que haya huelgas en el Metro, porque no lo utilizan a diario. Esto se nota en los paros que están llevando a cabo los trabajadores. La empresa no les hace caso y el público no se molesta lo suficiente. De modo que es una huelga estéril, con más ruido que consecuencias. Decir que el Metro de Sevilla está en huelga parece de humor negro. Porque sólo existe la línea 1, y los usuarios están resignados a que apenas lo pueden utilizar para unos trayectos demasiado limitados. Si vas a viajar desde Nervión a Mairena del Aljarafe es estupendo. Pero si te vas a desplazar desde Pino Montano a Los Bermejales hay que utilizar la línea 3… del autobús de Tussam.

Existe un sucedáneo de Metro, un Metrito. Los trabajadores convocan paros ineficaces. La principal reivindicación del comité de empresa es que no les cubren las bajas en la plantilla. Si hicieran lo mismo en todas las empresas españolas en las que eso ocurre, tendríamos huelga general durante gran parte del año. Por supuesto, llega un momento en que las bajas son insostenibles. Y se ha recordado que la empresa del Metro ganó 16 millones de euros, y que si tiene pérdidas las asume la Junta. Con lo cual parece que si lo paga la Junta importa menos, como si el dinero público se fabricara con la varita mágica del hada Susana, o pronto del genio Juanma.

En los conflictos laborales que afectan a servicios públicos hay que guardar los equilibrios. La principal consecuencia de los paros es que dos días de la semana, en vez de esperar alrededor de cuatro minutos la llegada del Metro, puede tardar hasta 20 minutos por las tardes. Pero eso no es suficiente para colapsar el sistema de transportes públicos en Sevilla, al menos en estas fechas. Los paros anunciados hasta marzo causarán un daño relativo.

También existe la impresión de que el alcalde, Juan Espadas, e incluso los grupos municipales, se mantienen discretamente al margen del problema. Sin hacer una mediación más eficaz entre la empresa y el comité. Esta es una huelga a la que se debería poner fin ya, cuanto antes, y no por los daños, sino por la mala imagen que aporta al Metro de Sevilla. En tiempos de turbación, cuando hay que conquistar tres líneas que los ciudadanos necesitan, es una frivolidad que el Metro se convierta en una anécdota, y mantengan una huelga sin solución que apenas molesta.

Ya se sabe por experiencias que las huelgas del Metro sólo se toman en serio y preocupan en Semana Santa y en Feria. Así que todo lo demás se debe reconsiderar con más flexibilidad y lógica.

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