ESTAMOS viendo estampas que permanecían olvidadas y que aparecen como salidas de un viaje por el túnel del tiempo. El régimen de lluvias que soportamos desde que arrancase a finales de noviembre ha servido para refrescarnos la memoria. Hasta el río muerto se ha venido arriba para llegar al amago de escapar de su cauce igual que cuando estaba vivo y amenazaba con lo peor mientras se acercaba a la boca del león. Entonces, con muchísima menos lluvia que ahora, se temblaba por Triana y por Sevilla en el temor de una de aquellas riadas que sembraban de tragedia los corrales de vecinos, tanto los de la Alameda como los de la Cava. Era una Sevilla vulnerable que se inundaba por los husillos y como la capa freática la tenemos tan cerquita, pues sólo con uno de los muchos chaparrones de ahora, riada al canto. Viendo cómo el río se metía en la Cartuja se han venido a la mente imágenes felizmente olvidadas.