La ciudad y los días

carlos / colón

Imbéciles sin fronteras

ESTUPIDEZ, estulticia, burrada, idiotez o imbecilidad han existido desde que el hombre es hombre. Pero nunca han tenido tantos medios para difundirse hasta infectar la sociedad como una pandemia. Los casos se acumulan, desde la fiebre Pokémon Go (y que se considere noticia que un español sea el primero en capturar todos los bichos) hasta el pedagogo famoso que afirma que hay que sacar de los planes de estudio a Shakespeare o Cervantes porque no tienen utilidad o el psicólogo que recomienda "lanzarle rayos de amor a tope" a Hitler. Nos ocuparemos de algunos de ellos.

Pero quiero empezar por las cinco monitoras alemanas que tuvieron la excelente idea de hacer un flashmob en un concurridísimo paseo de una playa de Gerona, haciendo que los menores confiados a ellas se persiguieran dando gritos, con los palos de selfie en alto y esgrimiendo armas de juguete. Tal como están las cosas los gritos y las carreras del numeroso grupo de jóvenes desató una oleada de pánico entre los muchos veraneantes allí congregados -reciente el recuerdo del Paseo de los Ingleses de Niza- que se saldó con carreras, lesiones y ataques de ansiedad. La Policía Nacional difundió inmediatamente este Twitter: "¡¡Aviso a descerebrados!! Simular un ataque... falsear una amenaza de atentado... puede ser DELITO". Efectivamente, según el artículo 51 del Código Penal "quien afirme falsamente o simule una situación para la comunidad o la producción de un siniestro a consecuencia del cual es necesario prestar auxilio a otro, y con ello provoque la movilización de servicios de policía, asistencia o salvamento, será castigado con la pena de prisión de tres meses y un día a un año o multa de tres a dieciocho meses". Espero que las monitoras alemanas sean sancionadas con la mayor dureza. Y que cuando regresen a su país se les prohíba de por vida la tutela de menores.

La idiotez peligrosa del flashmob -desarrollada a partir de las ideas de un sociólogo americano: la estupidez, hoy, tiene avales académicos- consiste en una acción organizada en la que un gran número de personas se reúne repentina y concertadamente en un lugar, realiza alguna gracia y se dispersa. Hace pocos días un joven vasco se lió en Milán a puñetazos con los transeúntes. Practicaba otro juego americano, el Knockout Game, consistente en agredir brutalmente a desconocidos. Estupidez global, imbecilidad sin fronteras.

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