Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Improvisación etarra

DICE el ministro Rubalcaba que es escéptico sobre cualquier propuesta de alto el fuego que haga la banda terrorista ETA. Me apunto a la tesis. Después de 11 anuncios de tregua desde la aprobación de la Constitución en 1978, el comunicado de ayer de la banda terrorista produce escasa emoción. Tras medio siglo de actividad delictiva, unos mil muertos entre víctimas de toda clase y condición, y unos mil de sus pistoleros presos en las cárceles, ETA improvisa una tonada que se sabe de memoria: el cese de acciones armadas ofensivas. Un anuncio impreciso y precario. El alto el fuego permanente de 2006 duró nueve meses y acabó con un atentado que destruyó parte de la Terminal 4 de Barajas y causó dos muertos. Si este no es permanente, durará menos.

La improvisación en este caso viene motivada por dos causas. Por un lado, la debilidad de la organización, desprovista en los últimos tiempos de buenos profesionales del crimen y penetrada por las policías española y francesa, de tal manera que siempre hay comandos a mano al que echar el guante. La otra cara de las urgencias es el desafío que la llamada izquierda abertzale ha lanzado a sus tutores armados: un alto el fuego verificable internacionalmente. Esta estrategia no es inocente; el brazo político de la banda quiere presentarse a las elecciones de mayo y necesita hacer méritos para dejar de ser ilegal. Las fuerzas antiterroristas son muy pragmáticas. Opinan que lo más verificable es la entrega de las armas.

El líder del Sinn Fein, Gerry Adams, ha pedido al Gobierno español que aproveche la oportunidad. Seguramente el líder republicano irlandés ignore que en España no hay un Gerry Adams y que todos los dirigentes que ha tenido Batasuna han sido empleados y no muy distinguidos de la banda. Banda que en su comunicado de ayer desliza numerosos despropósitos. De su lectura se desprende, por ejemplo, que todo el que no esté por la independencia del País Vasco es un fascista o que la actuación criminal de la banda ha mantenido vivo al pueblo vasco. Dice su texto que el camino de la libertad no admite atajos. Bonita frase, aunque seguro que no compartimos la misma definición de libertad. La de los etarras incluye el derecho a asesinar, secuestrar, chantajear, robar, intimidar y amenazar. Delitos incompatibles con la democracia en todos los países libres.

Lo que esperan de la banda terrorista los ciudadanos de este país, incluida una mayoría aplastante de vascos, es la entrega de las armas, la petición de perdón a las víctimas y el pago de las indemnizaciones marcadas por los tribunales. Esa es la condición previa para que los anuncios etarras adquieran la condición de creíbles. De momento no es el caso: ETA improvisa y no acierta.

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