LA 2 debería ser como un Canal + en sus mejores momentos. Pero con la garantía del Estado. Lejos de esta idílica situación, el segundo canal de la televisión pública vive una etapa de incertidumbre. Lo más parecido al stand by. En espera de acontecimientos. Ya sabemos que Teledeporte no cerrará el 31 de diciembre. Y un por un lado, respiramos aliviados. Ya no hay peligro de que La 2 sea invadida por los contenidos deportivos. Pero puede sucederle algo peor. ¿Acaso la privatización de su señal, y tras ella, con un canal menos, la justificación para aplicar el temido ERE a la televisión pública?

Sin llegar a estos territorios de la política-ficción (no tan lejanos de la realidad), lo cierto es que el presente y el futuro inmediato de La 2 no puede ser más tristón. La cadena que cumplirá 50 años de existencia en 2016, lejos de ser un Canal + en versión pública, repleto de noches temáticas con el mejor cine posible, con los debates más comprometidos, con los formatos más novedosos, afronta un 2015 bajo mínimos. Esto es, a coste prácticamente cero y sin iniciativas que prometan grandes logros.

La parrilla de la programación venidera es muy elocuente. En una franja tan apetecible como la sobremesa, se instalan las reposiciones de Amar en tiempos revueltos y Cuéntame cómo pasó. De Los Años del No-Do a Antonio Alcántara, y vuelta a empezar. Por las tardes, tras más de un año con las andanzas de Terence Hill, vuelven los documentales repetidos. Qué tiempos aquellos en los que La 2 impulsaba nuevos magacines y series de producción propia. Qué tiempos aquellos en los que La 2 pudo convertirse en un renovado Canal + con la garantía del Estado.

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