Parece menos cochambroso y con una mejor ordenación, pues ya hasta se puede ir de infantería por las aceras de esa calle Feria que cada jueves cobra una vida inusual. Han dado sus frutos las quejas vecinales que llevaron en el pasado mes de marzo a una intervención policial encaminada a ordenar el funcionamiento de uno de los mercadillos más antiguos conocidos. Reducto de chamarileros que venden los objetos más insólitos, el Jueves ha mejorado de forma indudable y todo es gracias al ojo cercano de la Policía Local, que no deja de vigilar desde Castellar a la Cruz Verde. Las quejas del vecindario apenas eran atendidas hasta que, al fin, lo fueron y ha sido para muy bien. Lo que era un muladar desordenado y con un horario que excedía lo reglado se ha convertido en un rastrillo que merece la pena tras haber hecho de Feria una calle transitable cada jueves del año.