Visto y oído

Antonio / Sempere

Inevitable

DICEN que la cabra tira al monte. Por eso cuando, acuciado por la falta de tiempo, Pepa Fernández me pide en No es un día cualquiera una valoración sobre el consumo televisivo con la nueva TDT, barro para casa. Hacia mis dominios. Y defiendo la televisión pública. Afirmo que cualitativamente no hay oferta que se le resista.

Expongo las líneas maestras de la tesis doctoral, que versa sobre las relaciones de la prensa escrita con la televisión estatal, muy bien valorada por los críticos, bastante menos ponderada en los titulares y las informaciones, que priman los programas de cadenas afines a sus respectivos grupos mediáticos.

Y pongo un ejemplo significativo. El del diario El País, que ha arrinconado la parrilla de la programación de La 2 entre la oferta de los hasta ahora llamados canales temáticos, de manera que a la derecha de la columna de La 1 sólo se pueden leer las de los canales con más audiencia, Antena 3, Cuatro, Telecinco y La Sexta.

Me llama la atención que los contertulios que acuden a la mesa de debate, verdaderos referentes en la materia, no hayan reparado en esta omisión. El presidente de la Academia Manuel Campo Vidal, el de Impulsa TDT Eladio Gutiérrez y el responsable de Barlovento Comunicación, Ricardo Vaca, no habían caído en la cuenta de este cambio en la penúltima página de ese rotativo.

Y me parece muy significativo. Me afianza en la idea de que la cabra tira al monte. En cómo es posible que un servidor tenga un radar especial para detectar este tipo de detalles. En los mecanismos por los cuales algo nos atrae o no. Y corrobora en que lo mío es un destino, un fin, una vocación. En fin, señores, algo inevitable.

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