LOS índices mensuales de junio, cuyo informe completo se publicará hoy, vendrá a arrojar un nuevo desastre de audiencia en los informativos de La 1. De aquellos Telediarios que durante decenios fueron hábito y referencia de millones de españoles apenas van quedando rastros. Las escaletas de los informativos de TVE han mejorado en los últimos meses, han ganado en ritmo y en oferta de temas. Han aligerado incluso el tono (no sería bueno en otras circunstancias, pero parece necesario para atraer audiencia) y no bajan la guardia en conexiones y aprovechamiento de corresponsales. A cambio, sigue esa inclinación institucional, en general inevitable, y perfiles que ablandan el mal momento del Gobierno. Pero en TVE algo se ha venido moviendo y la diversa oposición tiene ahora más presencia y no se ocultan sus críticas al PP. Más allá de lo que esté pasando debajo del agua, en los enfrentamientos de la redacción y en los despachos, los Telediarios han mejorado. Que se hagan merecedores de estar por encima de los de Antena 3 o Telecinco, ya es discutible. No son con rotundidad, como pasaba en otros tiempos, ni los mejores ni lo más completos. Telecinco es líder en informativos pero se ha impuesto más en el mando por el arrastre de una parrilla que en estos momentos es la más seguida, con fidelidad a veces sorprendente. TVE, en toda su programación, va a seguir pagando años de improvisación y mala administración junto al desprestigio y mínimos de credibilidad del partido que gobierna, el PP, lo que viene a impactar en la cadena pública, aunque no sea "suya".

Lo que empeora aún el delicado panorama de la televisión más cara de España es que su máximo responsable se empeñe en decir que es votante del PP. José Antonio Sánchez ha perdido la oportunidad de demostrarnos que es comedido, humilde e incluso responsable. El fracaso de audiencia de los Telediarios es más de los que mandan en TVE y en la Moncloa que del propio esfuerzo, evidente e incluso ingrato, de los trabajadores de la cadena pública.