ADVERTÍA Borges de que hay que tener cuidado al escoger a los enemigos porque al final uno siempre termina pareciéndose a ellos. A nuestra consejera de Educación, Adelaida de la Calle, le sienta fenomenal anunciar que la Lomce tiene los días contados y que la reválida la va a hacer en Andalucía El Tato. Pero la gestión del día a día es una cuestión muy distinta. Culpar al acuerdo con los sindicatos por el que los interinos pueden limitar a dos provincias su petición de vacantes de la menor contratación de estos efectivos no es, que digamos, la respuesta más honesta que se puede brindar. En primer lugar, porque no todos los interinos (ni mucho menos) pueden aspirar a una vacante. Y, en segundo, porque, por más que la consejera insista en lo contrario, basta echar un vistazo a las bolsas para corroborar que la implantación del francés se ha ejecutado a costa de los docentes de ciencias y humanidades. Seguramente, éste era el mejor modo de converger con Europa en cuanto a política educativa sin que costara un duro. El problema es que luego será difícil creer a la consejera cuando lance sus improperios contra la eliminación de materias esenciales en el curriculum, por culpa de la Lomce, incluido el rollo ese de la Ciudadanía. Obras son amores, decía el clásico.

Los profesores interinos son ésos que aceptan vivir lejos de sus familias y hacer frente a gastos abundantes (el alquiler de viviendas y el combustible no los regalan precisamente) que no atañen al resto de docentes. Hacen más millas que la Estación Espacial Internacional y ven a sus hijos los fines de semana, si pueden. Y todo sale de su bolsillo. Ante esto, la consejera viene a decir: "Si quieres escoger sólo dos provincias para pedir vacante, prepárate para no trabajar. Andalucía es así de grande, qué le vamos a hacer. Si fueses de Murcia o de Navarra no tendrías este problema". Ergo: "Haber escogido muerte". ¿Se podrían mejorar los procedimientos? Seguro que sí. Facilitando las permutas, por ejemplo. ¿Se podría invertir parte de lo que despilfarra la administración en mejorar la calidad de los interinos o, mejor aún, en aportar al colectivo más estabilidad? También. La consejera presume del nuevo personal que va a trabajar en los institutos este curso después de las últimas oposiciones, pero una simple visita a cualquier centro delata que la aportación es insuficiente. Y en Primaria, donde los estragos a cuenta del francés han sido mayores, las carencias duelen todavía más.

Pues eso: tal vez la mejor manera de contribuir al éxito de la Lomce consiste en desabastecer la alternativa. Negocio redondo.

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