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Crónica personal

Pilar Cernuda

Internamiento

RUBALCABA apuesta por ampliar el periodo de internamiento de los inmigrantes ilegales. Bien, muy bien. El único reparo a su propuesta es que, como ha apuntado algún portavoz del PP, esa idea ya la defendió Rajoy en campaña electoral, cuando presentó su programa para frenar la inmigración ilegal y para recoger ciertas normas de obligado cumplimiento para los que se quedan en España, normas que tenían que ver con algo tan simple como el respeto a nuestras leyes. Al PP lo llamaron de todo menos bonito, con los términos racista y xenófobo en boca de los socialistas. Ahora, superada la fecha electoral, el ministro de Interior, sin complejos, afronta con realismo, con criterio, un problema que se agrava día a día.

Cuarenta días de permanencia en un centro de internamiento es a todas luces insuficiente. En ese tiempo no es posible tramitar el retorno al país de origen, sobre todo porque los inmigrantes que llegan a España desde el Africa subsahariana tienen buen cuidado en no traer ningún tipo de documentación que permita su identificación, o bien dicen ser de países con los que no existe convenio de extradición o que cuentan con un convenio especial para los menores. Porque, en contra de lo que parece, la mayoría de los inmigrantes que llegan a España conocen nuestras normas y leyes relativas a la inmigración hasta en sus menores detalles, saben la diferencia de trato de la policía de aduanas en los aeropuertos en función de la ropa del que pretende entrar, qué cantidad de dinero deben llevar, qué deben escribir en la casilla de "lugar de residencia en España", saben cuáles son sus derechos si se dirigen directamente a una comisaría al pisar Ceuta o Melilla o qué cantidad de dinero reciben cuando abandonan los centros de internamiento al cumplir el periodo máximo de estancia.

Rubalcaba no es hombre que se mueva por condicionamientos de imagen. Ocupa un cargo, el Ministerio de Interior, en el que no puede permitirse esos lujos. Por ejemplo, está recuperando ahora a algunos de los buenos policías que trabajaron en los tiempos del PP, porque sabe que para luchar contra el terrorismo hay que contar con los mejores. Caldera abrió la espita a todos los inmigrantes en un proceso de regularización que tendría que haber sido positivo, pero que se realizó con escaso rigor, dejó fuera a muchos que merecían ser regularizados y documentó a recién llegados bien asesorados. Rubalcaba en se ha dejado de demagogias: las leyes están para cumplirlas, y los inmigrantes no son una excepción. Y si deben ser repatriados, hay que disponer del tiempo suficiente para hacerlo conforme a derecho, así que se debe retener a los ilegales durante más tiempo en los centros de internamiento.

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