luciano Alonso

Invertir en el futuro, invertir en docentes

EN 1966 la Organización Internacional del Trabajo y la Unesco dieron un paso adelante en la defensa y protección de la figura del docente, que se conmemora desde hace veinte años, cada 5 de octubre, con la celebración de su Día Mundial.

En la mayor parte el mundo la educación, en sus distintas formas, pretende establecer entre las personas vínculos sociales, pues la finalidad principal de la educación debe ser el pleno desarrollo del ser humano en su dimensión social.

En la actualidad, los distintos modos de socialización están sometidos a dificultades y obstáculos que se reflejan en el aumento de las desigualdades, unidas a la intensificación de los fenómenos de pobreza y exclusión social. Situación que se produce, incluso, en los países desarrollados, dependiendo del grupo social e incluso territorial al que pertenezca, como ya se puso de manifiesto en la Cumbre Mundial sobre desarrollo Social celebrada en Copenhague.

El reconocimiento de las dificultades actuales no debe llevarnos al desaliento, ni constituir un pretexto para apartarse del camino que conduzca a la solidaridad y al compromiso social, por el contrario, debe servir para reafirmarnos en que la educación puede y debe ser un factor de cohesión que tiene en cuenta la diversidad de los individuos y el principal instrumento para la construcción de sociedades justas y sostenibles.

La competencia profesional y la dedicación que se exige a los aproximadamente 50 millones de docentes que existen en el mundo para abordar los grandes retos socioeducativos que plantea la sociedad del siglo XXI, hacen que recaigan sobre ellos una gran responsabilidad.

Cada vez son mayores la exigencias y necesidades que se abordan desde los centros educativos, la acogida de alumnado con dificultades sociales o familiares, la interculturalidad o el respeto a la diferencia, imponen a los docentes nuevas tareas y preparación específica, un esfuerzo añadido que la sociedad en general y las administraciones en particular estamos obligadas a reconocer y corresponder con los medios necesarios, con condiciones de empleo favorables, contextos propicios o formación y ofrecer la seguridad y estabilidad normativa que permita reforzar la labor docente y recuperar el prestigio social que en las sociedades actuales han minimizado.

Por ello, en el Día Mundial del Docente de 2014, la Unesco y sus asociados animan a todos los estados a "invertir en el futuro, invertir en docentes". A fin de cuentas la educación transciende la simple instrucción para ser el sustento de un futuro con mayor igualdad de oportunidades.

No podemos olvidar que la educación no es un derecho universal en todos los países. En el mundo 250 millones de niños no logran adquirir las competencias básicas de lectura y escritura por falta de medios y se estima que son necesarios 1,4 millones de docentes más en las aulas del mundo entero para superar esta desigualdad

En Andalucía la situación es abismalmente opuesta. 117.685 docentes atienden a más de 1.880.000 alumnos y alumnas de todas las etapas no universitarias, 95.055 profesionales forman la mayor plantilla pública de docentes de España, que ha crecido en 1.100 docentes en dos años, que en estos momentos de grave crisis económica y con fuerte restricciones del Gobierno central, pone de manifiesto el compromiso del Gobierno andaluz con la Educación y los docentes. Y la apuesta por su preparación, convencidos de su repercusión para mejorar los resultados en el rendimiento de su alumnado. Razones que nos han impulsado a poner en marcha el III Plan Andaluz de Formación del Profesorado y mantener y reforzar los Centros del Profesorado.

Si queremos que la escuela siga siendo un medio de promoción y cohesión social, debemos apoyar y acompañar al docente a realizar el trabajo que la sociedad le tiene encomendado. La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) supone un revés al prestigio y la capacidad docente y evaluadora del profesorado. En Andalucía queremos ir de la mano, el profesorado es el pilar básico y la principal riqueza de nuestro sistema educativo, estamos orgullosos de que la mayor parte de los profesores y profesoras andaluces se sientan partícipes del Sistema educativo Andaluz y de que las familias y el alumnado, según estudios de la Agencia Andaluza de Evaluación Educativa, reconozcan con notable alto, tanto su labor tutorial como su compromiso o su formación pedagógica.

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