Después de aquellos vendavales prenavideños con auténticos diluvios que incluso llevaron el drama a muchos rincones de nuestra geografía estamos disfrutando de una primavera ideal. Sabido es que en Sevilla se divide el año en dos estaciones, la del verano y la del invierno. De una se pasa a la otra mediante una línea fronteriza que no admite tierra alguna por medio, que se va del abrigo a la cubana de forma automática. Tanto en otoño como en primavera nos asamos o nos congelamos, no hay término medio, de ahí que estemos disfrutando de una especie térmica inusual. Fantástico tiempo éste en que hace frío por la mañana temprano, pero que permite el resto del día el abrigo de alivio para ir a cuerpo gentil. Terrazas abarrotadas, ventas aljarafeñas con el no hay billetes todo el fin de semana, una delicia que hace de nuestra tierra mucho de tierra prometida.