la ciudad y los días

Carlos Colón

Involución positiva

CUANDO se involuciona frente a una evolución dañina o se reacciona frente a actitudes prepotentes, impositivas, despilfarradoras y caprichosas, se está progresando. Involución o reacción tienen significados distintos según la naturaleza de aquello cuya evolución corrijan o detengan y contra lo que reaccionen.

Involucionar o reaccionar frente a algunas herencias de la era Monteseirín no supone necesariamente adoptar posturas negativamente involucionistas o reaccionarias. Derribar las setas de la Encarnación, si se pudiera, sería un gesto tan progresista como reaccionario, chapucero y despilfarrador fue alzarlas. Corregir los muchos defectos del trazado del carril bici o remediar, llenándola de árboles de gran porte y cambiando su pavimentación, la pésima solución dada a la Avenida no sería involucionar a peor, sino evolucionar a mejor. Corregir la conversión de la Alameda en el entorno enlosado de un chalé cateto, tirar los quioscos troglodíticos, quitar las farolas de ducha, sustituir el desierto de losas amarillas por albero y jardincillos, cuidar sus árboles y plantar más sería una medida progresista, no reaccionaria.

Otra cosa es que sea positivo o negativo que allí se ubique un aparcamiento. Los argumentos que he oído o leído hasta ahora a favor o en contra no me convencen. La calle Calatrava ya es un desfiladero de tráfico. La Alameda no es totalmente peatonal porque, para no asfixiar del todo al centro, se ha dejado un carril transitable que, por cierto, o no debió calcularse o se calculó mal porque está ennegrecido y lleno de baches.

Tienen razón quienes demandan más plazas de aparcamiento en el centro o su periferia inmediata; y también la tienen los afectados por los incumplimientos de construcción de parkings al protestar porque se invierta dinero en el parking de la Alameda cuando no se ha resuelto todavía el problema de los aparcamientos de residentes comprometidos en el plan municipal ni se ha solucionado el problema de la devolución del dinero entregado por los ciudadanos.

Como tienen razón quienes critican la conversión del centro histórico en una especie de impersonal centro comercial al aire libre. Pero no entiendo por qué callaron cuando todo empezó bajo el gobierno PSOE-IU o cuando se convirtió la Avenida y el barrio de Santa Cruz en una gigantesca terraza de bar salpicada de tiendas de camisetas, pavorosa mezcla de paseo de playa cutre y parque folclo-temático con Catedral (a su vez convertida en museo) en medio.

Lo que sí tengo claro es que la Alameda, tal y como la dejó el anterior gobierno PSOE-IU, es un error que debería corregirse cuando pase la crisis.

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