La ciudad y los días

Carlos Colón

Irresponsables aprendices de brujo

TODOS, hasta los más opuestos medios nacionales y catalanes, estaban ayer de acuerdo en el sesgo independentista de la manifestación de Barcelona: "La defensa del Estatuto catalán deriva en una marcha soberanista" (El País); "Montilla lidera una masiva marcha independentista" (Abc); "Cataluña reta al Tribunal Constitucional y proclama que es una nación" (Público); "Los independentistas toman la marcha en defensa del Estatuto" (La Razón); "Respuesta contundente al fallo del TC, considerado como un verdadero hachazo a las aspiraciones catalanas de autogobierno" (La Vanguardia).

Una masiva manifestación independentista, no autonomista, encabezada por el líder socialista catalán (bien que de origen andaluz: la fe de los conversos) José Montilla y en origen alentada por el líder socialista español Rodríguez Zapatero, que puso en marcha este desbarajuste cuando el 13 de noviembre de 2003 dijo aquello de "apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán". Siete años después el Constitucional no ha aprobado en su integridad el Estatuto que el presidente socialista de la Generalitat envió a Madrid, tras su aprobación por el Parlamento catalán, y que el presidente socialista del Gobierno de España se comprometió a apoyar. Que los socialistas de tradición antiindependentista sean los actores principales -como marionetas de los independentistas radicales- de este disparate y que el Estatuto de Cataluña haya infectado otros, como el andaluz, comunidad también gobernada por socialistas, al incluir en la reforma de 2007 el término nación, les hace responsables de una grave crisis institucional cuya resolución, a fecha de hoy, parece imposible.

La apostasía socialista de todos sus principios políticos, éticos, culturales o educativos ha hallado en Zapatero, Montilla, Chaves y Griñán sus símbolos más tristes. Siendo esto grave aún más lo es que la incompetencia política de estos aprendices de brujos que mueven fuerzas que después no pueden controlar les haga difícil, si no imposible, hallar una salida a la situación que ellos mismos han creado. El problema andaluz es menor, ya que el sentimiento nacionalista es muy débil entre nosotros, una mera mimesis acomplejada e inmadura; pero sienta un precedente grave que permite decir a los defensores del Estatut que "la sentencia del Constitucional ha invalidado en el Estatuto de Cataluña preceptos que están vigentes en otros textos autonómicos, incluida su definición como nación". La irresponsabilidad, oportunismo, debilidad y torpeza de este PSOE apóstata ha creado un monstruo cuyo control han perdido.

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