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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

JANO fue el cartelista de cine español más conocido de la segunda mitad del siglo XX. En San Lorenzo de El Escorial se rinde tributo a su figura y su vastísima obra, que abarca cinco décadas de películas tan significativas como Bienvenido Mr. Marshall, Calle Mayor, Los 400 golpes, Atraco a las 3, Gigante, El séptimo sello o La dolce vita, a los que habría que añadir centenares de títulos menores que contribuyeron a escribir esa letra pequeña de nuestras carteleras durante tanto tiempo. Porque decir Jano (Madrid, 1922-1992) es evocar un sinfín de carteles (hasta ochocientos tiene registrados Víctor Zarza) en los que se reconocen las señas de identidad de un autor irrepetible.

Hace años que reivindico una nueva categoría en los Premios Goya. Soy consciente de que la nómina ya es demasiado larga. Sé que no es fácil ampliar el palmarés, y conozco algún caso como el de los directores de casting, que también andan peleando en su parcela con el fin de alcanzar un premio que les reconozca. Pero sigo pensando que sería un acto de justicia que la imagen corporativa también fuese compensada durante la gala de los Premios Goya. Posiblemente sería difícil concretar este galardón en una persona. Desgraciadamente, apenas existen Janos. En la actualidad, la identidad de los filmes y sus campañas de promoción son tarea de amplios equipos. A los diseñadores se suman los publicistas. De lo que no cabe duda es de la altísima calidad de las propuestas. El 'cartelismo' ha dado pasos de gigante. Analizar su evolución, tantas veces olvidada, es un ejercicio apasionante. Por eso ahora que los Cursos de Verano en El Escorial recuerdan a Jano no está de más volver a poner sobre la mesa ese reconocimiento pendiente a los que se ocupan de este arte.

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