TRÁFICO Cuatro jóvenes hospitalizados en Sevilla tras un accidente de tráfico

La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Jeremiada sevillana por la Palmera

En la Palmera grandes reformas modernas, desde Balbino Marrón al regionalismo. ¿Y qué? ¿A quién le importa?

Recordaba ayer el compañero Juan Parejo la historia de la avenida de la Palmera en su artículo de título suficientemente expresivo -"De la protección de 1920 a la destrucción de 2021"- y entradilla aún más clarificadora: "Las últimas construcciones, como las dos residencias de estudiantes, rompen con la estética tradicional del paseo creado en 1912. Catástrofe en la Palmera". En catástrofes patrimoniales anda Sevilla, desde los años 50 del pasado siglo hasta hoy, más sobrada que El coloso en llamas, Terremoto, El día después, Titanic, Armageddon, El día de mañana y Lo imposible juntas. Se debería editar un volumen de muchísimas páginas con los artículos que, desde Romero Murube hasta hoy, se han dedicado a la cuestión. Se podría titular, en homenaje a Bartolomé de Las Casas, Brevísima relación de la destrucción de Sevilla (por cierto: los últimos restos del gran convento dominico de San Pablo en el que fue ordenado obispo de Chiapas en 1543 fueron derribados en 1956). O, también, Libro de las lamentaciones en homenaje a Jeremías, lo que de paso daría ocasión a los negacionistas de la destrucción de Sevilla a calificar dichos artículos de jeremiadas, es decir, de expresiones exageradas de dolor.

Libro de las lamentaciones estériles debería tal vez llamarse porque ni Jeremías logró impedir que Nabucodonosor destruyera el templo de Jerusalén ni los jeremías hispalenses han logrado impedir la destrucción de gran parte del patrimonio de Sevilla. ¿Por qué, entonces, se siguen escribiendo estos artículos, aun sabiendo que a las autoridades y a la mayoría de las élites ilustradas y del pueblo soberano les importa un pimiento la destrucción del patrimonio histórico y cotidiano de la ciudad? ¿A qué este llanto sobre la leche derramada? Es difícil responder a estas preguntas. Tal vez sea un tic, quizás un hábito adquirido tras haberse convertido el llanto por Sevilla casi en un género periodístico o tal vez por esa virtud a veces engañosa cuando se escribe con minúscula llamada esperanza.

Es cierto que en la Palmera se unían de forma admirable algunas de las mayores reformas modernas que la ciudad ha conocido, desde las de Balbino Marrón en San Telmo y el paseo de las Delicias a mediados del siglo XIX a las de los arquitectos regionalistas en el entorno de la exposición del 29. ¿Y qué? ¿A quién le importa? ¿Qué valor se le ha dado y se le da? Pues eso.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios