CUANDO la Justicia de lenta que es se eterniza ni es Justicia ni es nada. La juez que sustituyó a Mercedes Alaya en la instrucción de los ERE ha pedido dieciocho meses más para concluir dicha instrucción, con lo que duraría un mínimo de ochenta meses. Desde enero de 2011 hay un puñado de imputados, hoy llamados investigados, y eso conlleva un chaparrón de daños colaterales inadmisible. No debería pasar que causas de este calado y que tanta alarma social despiertan se eternicen porque a la Justicia le puede pasar lo peor que puede ocurrirle, que pierda credibilidad. Ya sé que este asunto de los ERE es de una complejidad demoníaca, pero deben arbitrarse los medios necesarios para que todo sea más ágil. Con trescientos cargos públicos investigados, se necesita saber qué hay de cierto en todo este bochorno mejor hoy que quién sabe cuándo.