El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía se ha mostrado partidario de reformar el Código Penal respecto a los delitos sexuales. Pero también ha advertido que hay "tener mucho cuidado" con que "el Estado de Derecho se sustituya por el estado de opinión" y pedido que "no se haga justicia a golpe de manifestaciones". Tiene razón. Sobre todo cuando desde algunos medios y a través de las redes se difunden mentiras y consignas irresponsables y peligrosas. Basten dos ejemplos.
Otegi ha tuiteado: "Nuestro pueblo no se merece vivir en un Estado que ampare agresiones contra las mujeres. Todo mi apoyo". Le ha replicado oportunamente Albert Rivera: "La primera víctima mortal de ETA fue una bebé de 22 meses y desde entonces matasteis a 60 mujeres y niñas. Pide perdón por vuestro historial sanguinario y deja de intentar darnos lecciones a todos los españoles".
En la web de la Unión de Juventudes Comunistas de España se lee: "¡Basta de arbitrariedad e impunidad patriarcal! (…) La decisión judicial deja claro que las mujeres no somos libres en España y que los violadores pueden andar libres mientras (…) esa misma justicia nos deja a las mujeres en total indefensión. (…) Reivindicamos una justicia que defienda a su pueblo y no únicamente a los poderosos. (…) El PCE y la UJCE llamamos a todas a ocupar las calles para protestar contra esta justicia patriarcal y antidemocrática". También han difundido la imagen una soga de ahorcamiento junto a la que se lee: "Si la justicia los absuelve, el pueblo los condena". ¿Reivindican su tradición de tribunales populares y checas?
Es cierto que desde 2003, año a partir de la que hay datos oficiales, el número de mujeres asesinadas ha superado al de las víctimas de ETA: 939 han sido víctimas de la violencia machista. Es cierto que deben reformarse las leyes y endurecerse las penas (petición considerada reaccionaria por la izquierda, que recurrió la prisión permanente revisable que el actual Gobierno quiere derogar). Pero tras la desastrosa intervención de la portavoz socialista -que al parecer olvidó la separación de poderes y lo dicho por Adriana Lastra hace solo tres meses: "No se puede legislar en caliente, ni juzgar en caliente"- y sobre todo tras la catarata de disparates difundidos estos días conviene no olvidar las palabras del presidente del TSJA: el estado de opinión no puede sustituir al de Derecho.
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