La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Lección de unos ojos maestros

En estos pocos días y esta mañana cabe esa vida entera que se vive enseñados por sus ojos maestros

Mira que es fácil enterarse de qué va la cosa. Pero en esto del Rocío hay muchos maestros Ciruela que no saben leer y ponen escuela. Y se quedan en el ruido, la fiesta y el salto de la reja. ¡La que dan las televisiones con el dichoso salto, como si fuera el centro y sentido del Rocío! Pero esto no va de eso. Ni tan siquiera de la procesión de hoy si se la toma como un hecho aislado que nace y muere sin dar frutos. Todos los días del año hay devotos sentados en los bancos de la ermita ante la Virgen, sin cohetes, ni sevillanas, ni fiesta, ni jaleo. Solo un hermoso silencio rozado por el piar de los pájaros. Y la Virgen quieta, en su camarín, con todas las miradas prendidas en Ella. Allí es Rocío todo el año.

Entérense los maestros Ciruela de qué va esto. Todas las horas de todos los días del año irradia desde la ermita la unción sagrada, la maternal protección, el divino consuelo, la alegría cierta y la sabiduría verdadera de esta Virgen. Y solo una vez al año esa devoción crece como el flujo de una marea hasta llegar a la aldea para después refluir a las capillas de las hermandades filiales y los corazones de los devotos donde vive todos los días del año. Como todos abre, mañana y tarde, la capilla del Rocío de Triana. Y todos se reza allí el Rosario y se dice misa ante la Virgen chica del Simpecado. Allí también es Rocío todo el año.

Esto va de Dios y su Madre, y de lo que ambos representan en las vidas de miles de personas. Esto va de la irresistible atracción que ejerce la sabiduría bíblica de la mirada y la certeza cristiana de la sonrisa de esta Virgen en la que se funden Epifanía -María madre de Dios- y Pentecostés -María esposa del Espíritu Santo- como un puente de oro que une los misterios de gozo y de gloria dando sentido a los de dolor.

Esto va de los míos de Almonte 18 que hoy, cuando la Virgen pase, le encomendarán una vida recién nacida, le darán gracias por haber superado lo que el año pasado a uno de ellos había herido, echarán de menos a quien no está porque llora una ausencia, rezarán por quienes viven ante la Virgen y cantarán, claro que cantarán, darán vítores, claro que los darán, se reirán, claro que se reirán, llorarán, claro que llorarán, y rezarán, claro que rezarán, porque en estos pocos días y esta mañana cabe una vida entera con sus penas y alegrías. Esa que se vive, día a día, ante la Virgen del Rocío, enseñados por sus ojos maestros y confiados en su sonrisa.

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