RESULTA que después de tantas especulaciones como se hicieron antes de esta jornada de Champions, el que ha logrado el único resultado positivo de los nuestros es el mejor de todos. Ese Barça cuestionado por su derrota en el derbi y por la avalancha madridista que se llevó al Betis por delante ha sido el único de la Liga que ha dado la talla y que encarriló el pase a cuartos en el primer asalto. Los demás, uno más que otros, han salido del primer envite tambaleándose, con la luz de la reserva encendida y con la mirada sin saberse adónde miran, de ahí que únicamente el del monólogo pueda verse en cuartos de final.

Así como el Atlético no es fiable y lo mismo puede salirle cruz que cruz y así como el Villarreal es lo que es y punto, lo del Realísimo ha sido un fiasco en toda regla. Sus hagiógrafos achacan la catástrofe a que Juande no supo aliar a su tropa con la grada, a que los encorsetó en la pizarra y de ahí no salieron y a que le anularon a Higuaín un gol legal. No sé cómo puede hablarse de la legalidad de dicho gol, pero sí puede haber algo de cierto en que el Madrid no vibró y que se manejó más de lo aconsejable bajo la vieja conseja de mantener el corazón tan frío como la cabeza y ya se sabe que hay veces en que conviene que la cabeza arda como arden los miocardios.

¿Puede asegurarse que Anfield será una tumba para el Madrid? Hombre, tanto como eso... Anfield será un complicadísimo asunto, seguro que sí, pero de ahí a pronosticarse una muerte segura va un buen trecho. Si en las circunstancias actuales de ir ya perdiendo hay algún equipo que pueda saltar a un escenario tan mítico con alguna posibilidad, ése es el Real Madrid. Y es que en situaciones así, el peso de la historia pesa más de lo habitual. No demos por muerto al Madrid, convengamos en que el Barça sobrevivirá y esperemos a ver si la flauta le suena a los otros dos. Pero lo cierto es que esta jornada de Champions dejó a la Liga en desairada posición.