CUESTIÓN harto complicada a resolver la que se le presenta al Betis sobre ir o no ir a la justicia ordinaria en reclamación de los tres puntos que le estafaron ante Athletic Club. Ahora que el equipo está prácticamente a salvo de esa catástrofe que es bajar a Segunda, la cabeza contradice al corazón sobre la postura a seguir. Mientras que el corazón atiza en pos de reclamar sus derechos hasta las últimas consecuencias, la cabeza dictamina lo contrario, que para los vascos los tres puntos y a dejarse de pleitos, que ya dice la maldición gitana que pleitos tengas aunque los ganes y que un pleito se sabe cómo empieza, pero no cómo acaba.

Así están en el Betis, sin saber lo que hacer ante la tremenda injusticia de que no se acabe un partido al que le restan muchos minutos de juego. La reacción del equipo tras aquel malhadado día con los vascos ha sido modélica y el nueve de nueve debe ser el salvoconducto para una vida mejor, menos convulsa. Con la barriga llena, los ímpetus revolucionarios decrecen una barbaridad y el Betis se ha encontrado con la barriga repleta de unos puntos que no estaban en las previsiones más optimistas. Por tal motivo, parece lógico que los dirigentes verdiblancos estén reconsiderando si es conveniente o no ir a una instancia que repudian los que manejan el fútbol.

No es cuestión de pretender que el Betis sea una especie de Robin Hood a la hora de enfrentarse al poderoso, pero pienso que es una barbaridad que Athletic Club, ese club que sirve de ejemplo a muchos sin saberse a ciencia cierta por qué, se embolse tres puntos que no ganó en el campo. No sé lo que debería hacer el Betis porque tampoco es fiable la integridad de los que manejan los hilos, léase comités y similares, pero sí sé que rematar la Liga dándole el partido a los vascos es una sinvergonzonería que desvirtúa la Liga. Ya ha dicho Caparrós que se puede mirar a la Copa de la UEFA. Vaya tela el papelón del que se quedase sin ir porque se metía Athletic Club, ese club.