la ciudad y los días

Carlos Colón

Lobo bajo piel de cordero progresista

TIENE razón el juez Garzón al decir que "el franquismo en España aún está vivo y latente". Lo que no dice es que el Frankenstein que pretende revivirlo a base de descargas eléctricas propagandísticas ha sido el extinto Gobierno de Zapatero, como cortina de humo que distraiga de otras cuestiones, disfraz progresista y estrategia que identifica la derecha democrática con la franquista, reservándose para él en la opereta de la memoria histórica el papel de heredero legítimo de todas las virtudes de la II República.

Aclaro que llamo opereta, no a la legítima exigencia de que los restos de los asesinados reciban digna sepultura, sino a la interesada simplificación de cuestiones tan extraordinariamente complejas que su serio estudio ha llenado, llena y llenará miles de páginas de miles de volúmenes escritos con el rigor metodológico exigible a los historiadores dignos de tal nombre.

Tampoco ha dicho Garzón que el informe de la enigmática comisión de expertos sobre el Valle de los Caídos -enigmática porque ignoro qué saberes se requieren para ser experto en desenterramiento de dictadores y uso de pirámides nacionalcatólicas edificadas por prisioneros de guerra esclavos- es la picadura de una abeja muerta. Un regalito griego en el sentido virgiliano -"Timeo Danaos et dona ferentes" (temo a los griegos incluso cuando traen regalos)- lanzado con toda la mala leche del mundo sobre el futuro Gobierno, que tiene cuestiones, no más urgentes, sino más dramáticas de las que ocuparse. Convertir el pasado en arma política cuando nos estamos jugando el futuro en un presente con cinco millones de parados y los peores datos de empleo de Europa es juego sucio político.

Efectivamente: el franquismo en España aún está vivo. Pero sólo entre quienes lo utilizan como una piel de cordero izquierdista bajo la que disimular a ese lobo neoliberal, frívolo y consumista en que se ha convertido un PSOE olvidado de sus más importantes valores; como un "¡viva Cartagena!" que distraiga de otros asuntos; como una trampa que identifique a la derecha democrática con él.

Sólo vive en las mentes de los niñatos que quieren impugnar la Transición que no construyeron, lanceando el toro muerto de un Régimen extinguido hace 36 años y sin posibilidad de resucitar, porque el franquismo carecía de una ideología que permita su refundación.

¿Existe un partido franquista? Es evidente que no, salvo para los fanáticos que pretenden que está encapsulado en el PP. En cuanto a Falange, en toda España obtuvo 2.091 votos en las recientes elecciones generales. Ésta es la realidad y todo lo demás, estrategia y manipulación.

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