CUESTA digerir las quejas de los grandes clubes sobre el nocivo virus FIFA. Haciendo abstracción de la desmesura de la presencia de las selecciones nacionales en el calendario del curso, extraña sobremanera que los grandes se quejen con tanto aparato. Las respectivas hagiografías lloran y lloran por el daño irreparable que sufren todos y muy en particular cuando del daño al Realísimo se trata, que ahí es desbordante el caudal de lágrimas.

Partiendo de una premisa como que es una barbaridad lo que las federaciones abusan de sus afiliados y de lo injusto que es disponer con tanta frecuencia de unos bienes que pagan otros, hay que convenir en que lo lógico es que dicho virus ataque con más virulencia al rico que al pobre. Es natural que se sienta más perjudicado el que todos los años ficha a un aspirante a Balón de Oro que el que ha de dar de baja a su estrellapor culpa del inquietante tope salarial.

Este fin de semana hay derbi madrileño y como dicho acontecimiento ha dejado de caer siempre del mismo lado, resulta que se establecen comparaciones sobre quién ha sido más atacado por el virus FIFA. Y, claro, el diagnóstico no puede ser más contundente. La gran víctima es el Real Madrid según el tremendo aparato propagandístico del mejor club del siglo pasado. Y será lo lógico, pues a ver qué club del mundo cuenta con tantos internacionales en su plantel.

Es la servidumbre que tiene pescar en esos caladeros tan exclusivos. Fichar cada verano a una estrella tiene esos inconvenientes y menos mal que Keylor, James y Chicharito pudieron salir a cenar juntos con sus santas, como bien publica en un alarde de periodismo de investigación uno de esos tentáculos filomadridistas. Virus FIFA es tener internacionales contados y que se te vayan a África, con la que está cayendo allí, lo lejos que está y lo que duran sus competiciones.