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SOSTIENE Zapatero que España no ha sido invitada a la reunión de Londres porque Gordon Brown sólo convocó a los países de la UE que forman parte del G-8, pero no es exactamente así. En primer lugar, porque el primer ministro británico en ningún caso ha advertido que ése era el criterio de selección de invitados; segundo, porque si trataba de analizar el papel de Europa ante la crisis económica, lo lógico hubiera sido contar con el país de la UE que mantiene el índice más alto de crecimiento, aunque finalmente haya quedado unas décimas más abajo de lo que se había previsto. Pero hay más: si se tratara de una reunión formal de jefes de gobierno de países europeos del G-8, no se habría llamado a Prodi, que ha presentado su dimisión hace tres días y se mantiene en funciones.

Que no se engañe Zapatero: es muy evidente que no se cuenta con él en Londres porque su relevancia en Europa y en la Unión Europea es más bien escasa. Se ha visto a lo largo de estos cuatro años, cuando ni siquiera participaba en los debates en los que se discutían medidas que afectaban directamente a los ciudadanos españoles, ni se le ha visto una sola intervención llamativa en las cumbres en las que se definía el futuro de Europa. Cedimos en todo lo que habíamos conseguido en Niza con gran esfuerzo, y desde ese momento España dejó de formar parte de los países punteros.

A Zapatero se le trata con mucha amabilidad en las reuniones de dignatarios europeos, pero a la hora de adoptar medidas de importancia no se cuenta con él. Nada que ver con lo que ocurría con González o con Aznar, que pisaban fuerte en las instituciones europeas y conseguían que los intereses españoles fueran tenidos en cuenta. Nada que ver el trato de González o Aznar con sus homólogos extranjeros, incluso con los más distantes ideológicamente, que el que mantiene Zapatero. Las relaciones entre González y Thatcher fueron espléndidas y de gran ayuda para los españoles, como las de Blair y Aznar.

Zapatero ha conseguido palabras amables en estos cuatro años de gobierno, pero eso ha sido todo. Cuando se inició su mandato el nombre de España estaba en todas las quinielas de los países que podrían sumarse al G-8 para ampliar el club; hoy, los que antes nos apoyaban afirman que los que deben estar en ese club de grandes son Méjico, Brasil, Rusia o India. Podemos presumir de contar con cifras macroeconómicas envidiables, pero no nos quieren allí donde se analiza en detalle la economía.

Aunque por otra parte a Zapatero no debería importarle mucho no viajar a Londres: Brown ha convocado a Merkel, Sarkozy, Prodi y Durao para intercambiar información sobre la actual situación económica y analizarla en profundidad; Zapatero, en cambio, ha negado hasta ahora que haya crisis. Se comprende que a un presidente así no le inviten a las reuniones relevantes.

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