ME cuenta un pajarito que en una semana arribará a las mañanas el nuevo magacín A punto con La 2. Heredero del inolvidable formato presentado por Juanjo Pardo y Marta Cáceres, cuyo título me trae ecos de Eva Nasarre presentando tablas de gimnasia en esa misma cadena. Ay, qué mayores somos. Pero que no se preocupen los (pocos) seguidores de las Mañanas de cine, que ahí seguirán, inamovibles. Hasta que no acabe la peli no conectarán con Sant Cugat. Todos tranquilos.

Me pregunto por qué nadie ha dicho esta boca es mía acerca del despropósito que supone alimentar una cadena como La 2, que debiera ser el caviar televisivo, aquella a la que la corporación debiera mimar por ser la marca que la prestigia, acerca de la emisión, a mediodía y a media tarde, de una serie de títulos de saldo, programados sin orden ni concierto. ¿De dónde han salido estos lotes de películas? ¿A qué precio? No son preguntas retóricas puesto que no conozco las respuestas. Pero aunque fuesen gratis no creo que proceda mantenerlas en la parrilla ni un día más.

Curiosamente, los catalanes son los únicos que se libran de la sesión de tarde, dado que a esas horas, desde tiempo inmemorial, el centro territorial desconecta para ofertas sus programas en lengua propia. Vespre a la 2 se titula el magacín que ellos tienen la posibilidad de ver mientras nosotros andamos con un spaguetti-western de segunda regional, con un Maciste repetido, personaje de aquella sesiones de cine infantil de otro tiempo, o con títulos desconocidos de anteayer. Todo un revoltillo. Otra cuestión es que las mentadas 'Tardes en la 2 no las vea ni el Tato. Pero eso lo dejamos para otro día. Hoy sólo quería hablar de esos lotes tan extraños, surgidos de cualquiera sabe qué compromiso, de esas películas que brotaron como setas en verano y ahí siguen, sin que nadie sepa por qué.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios