TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

CARMEN Machi participa en el reparto de Lo que sé de Lola, la película de Javier Rebollo que esta semana estrena Versión española. Nada que ver entre la Carmen Machi de Aída y la que comparece en esta opera prima. Y sin embargo, no es de extrañar que el público soberano, aun sabiendo que se trata de un personaje, extrapole el carácter de la protagonista de la serie de Telecinco a la propia actriz. Anulándola. Como ha ocurrido con David Fernández y su Rodolfo Chikilicuatre. Que hay otra Machi detrás del perfil de Aída se puede ver en Lo que sé de Lola. O en La tortuga de Darwin que ahora gira por los teatros españoles.

"Qué te gusta la Machi", me dice un amigo malagueño al que voy a abrazar pronto. "Qué te gusta la Machi", me comentan cuando aludo a ella en alguna columna adulándola. "Qué te gusta la Machi", que es lo mismo que decir "cómo te gusta la Machi". El qué y el cómo. O la receta mágica para realizar todo análisis crítico que se precie. Hincar el diente al qué e hincar el diente al cómo. Ahí está la esencia. El qué, el asunto, el tema, el argumento, la propuesta, y el cómo, los aspectos formales y recursos técnicos de los que se vale el creador para contar lo que se propone. En el "qué te gusta la Machi" de mi amigo malagueño, muy sutilmente, va implícito todo el genio del lenguaje. Esos matices invisibles a todo aquel para quien esa lengua no sea la materna. De ahí mi complejo a la hora de estudiar idiomas. En ese "qué te gusta la Machi" hay alma, corazón y vida. Ironía, trasfondo, melodía musical, giro castizo, guiño cómplice, gracia y salero, todo en uno. Que ya no pertenece a la propia lengua, sino al habla, que es patrimonio y privilegio de sus usuarios. Por más que los estudie, a estas alturas, en otros idiomas no podré disfrutar tanto, sentir tanto. Y eso apuntala mi pereza. Ay, qué me gusta la Machi.

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