Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Madrid DF

Madrid, la capital, nunca debió ser una comunidad autónoma, sino una suerte de distrito federal

Agustín García Calvo vertió su genialidad de filólogo sobre los versos que componen el himno de la Comunidad de Madrid. Libre, una y redonda, escribió. Su bandera, la de las estrellas blancas sobre el fondo rojo, muy a lo Ágatha Ruiz de la Prada, debería haber sido una página del BOE, y ése es el espíritu que movió al poeta, un canto a la región sin atributos, un desatino territorial, pero Enrique Tierno corrigió la parodia patriótica del autor hasta donde pudo. Díaz Ayuso recibe a Pedro Sánchez con esa parafernalia de banderas alternas rojas y blancas y rojas y gualdas que aún resulta más ridícula si se considera cómo fueron concebidas.

Qué gestas se pueden cantar de una región que no figuraba como tal en la mente de nadie hasta muy finales de la década de los setenta, qué batallas perdidas contra los vecinos si son éstos quienes hicieron grande el villorrio manchego, qué lengua sino un español batua. Se han metido mucho con su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, porque ha dicho que Madrid es España dentro de España, pero cuánta razón tiene.

Madrid se nos va, proclamó Ernest Maragall sin que el resto supiéramos a qué se refería, los genios tienen estas cosas, que sus anticipaciones parecen vaguedades de gente extraviada. Madrid se ha ido, su renta supera en un 36% a la media española, el 60% de las licitaciones del sector público se conceden a empresas con sede en la capital, donde el porcentaje de licenciados supera en 10 puntos al resto del país. Y donde se recauda menos, porque su Gobierno regional aprovecha esta singularidad para bajar impuestos en lo que es un ejemplo de dumping fiscal.

El IVIE, que es un instituto valenciano de investigación social y política, ha realizado una propuesta para que la competencia fiscal de Madrid con el resto de España tenga mayores limitaciones, y es que el triángulo, tal como lo definió García Calvo, nunca debió ser una comunidad autónoma, sino una suerte de distrito federal, como las capitales de Estados Unidos y de México. La capital sin adjetivos.

La potencia económica de Madrid no está acompasada con su poder político, todavía su presidente no es de los pata negra, aunque su población es la tercera de España y su contribución al PIB, casi el 20%, la mayor de todas. Por eso a Ayuso, a quien acompaña una mala gestión de la pandemia, no le falta la razón cuando sostiene esas afirmaciones tan mal expresadas de que es España dentro de España.

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