CURRITO dale al botoncito es el auténtico toque de rebato para el salto a la modernidad según Sevilla. Antes en la voz de Antonio Somoza y hogaño en la de José Antonio Sánchez Araújo, ese grito significa el abandono del anacronismo y de la manivela en pos de la automatización y la modernidad de la cosa. Pues al grito de Currito dale al botoncito, la plaza de la Real Maestranza, primer templo en honor del dios Tauro, va a dar un paso a la modernidad mediante la instalación de un servicio de megafonía interna que tiene de los nervios al personal. Conociendo a Alfonso Guajardo-Fajardo, la integridad del joyero parece garantizada y los altavoces no perturbarán la estética del monumento. Creemos que así será y, por tanto, bienvenido ese salto a la modernidad, que ya estaba bien lo de la pizarra rotulada desmañadamente y, que con su morosidad, tanto reúma ha metido en la osamenta de los espectadores.
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