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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

la ciudad y los días

Carlos Colón

Mañana es un gran día

EN un cartelito anarquista difundido estos días se ve una mano introduciendo una papeleta en una urna electoral en cuyo interior hay una mierda. "Si votas no te quejes de llenarte la mano de mierda", dice el eslogan. Es tan desconcertante como llamativa la simpatía con la que desde la izquierda democrática se contemplan las manifestaciones antidemocráticas de la extrema izquierda o los antisistema. Si este mismo cartel estuviera adornado por la cruz gamada o el yugo y las flechas habría sido criticado, por irrelevante que afortunadamente sea la extrema derecha en España. Sin embargo, no son pocos quienes desde la izquierda les ríen estas gracias a los anarquistas -pese al carácter antidemocrático del cartel y su siniestro historial de crímenes- o miran con simpatía a los del 15-M cuando gritan que los políticos no nos representan.

Pues miren ustedes, señores míos anarquistas, antisistema o indignados: por grande que sea la mierda que salga de las urnas, infinitamente más grande es la que nos ahoga cuando en nombre de la libertad se masacran las libertades, en nombre de la democracia perfecta o real se atacan las perfectibles pero insustituibles democracias existentes, se anima a pasar de las urnas y se pone en cuestión, no la calidad de quienes nos representan, sino su legitimidad democrática para hacerlo.

Es preferible, siguiendo el discurso del cartel, llenarse la mano de mierda votando que llenársela de sangre no haciéndolo. Porque no nos engañemos: la única alternativa a la democracia parlamentaria es la dictadura. Y esta alternativa, los españoles lo sabemos bien gracias a Franco hasta 1975 y gracias a ETA hasta hoy, siempre es sangrienta (y escribo hasta hoy porque ETA no se ha disuelto ni entregado las armas y porque en el País Vasco han aparecido dianas pintadas sobre el rostro de Rajoy en los carteles electorales).

Se pueden y deben emprender reformas para mejorar la calidad de nuestra democracia. Pero desde dentro de ella, no desde fuera. Nos hemos llevado demasiados años sin poder votar para identificar las urnas y los votos con la mierda. Franco habría firmado con gusto este cartel y suscrito algunas consignas de los antisistema y los indignados: también creía que la democracia era una engañifa, que los políticos se representaban únicamente a sí mismos y a sus partidos en vez de a los ciudadanos y que el suyo -como también lo creyeron Mussolini, Hitler o Stalin- era un Régimen más perfecto que las corruptas y partitocráticas democracias burguesas. No es así. Mañana es un gran día: los españoles van a elegir en libertad a quienes, mejor o peor, les representen y les gobiernen.

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