Quién le iba a decir a Alfredo Sánchez Monteseirín que esas setas, que ha legado para la posteridad de Sevilla, se convertirían algún día en el manifestódromo de los podemitas. Es decir, en el manifestódromo de todos los indignados, que en su mayoría son los que han confluido en el populismo de Pablo Iglesias con su extrema izquierda. ¡A la calle, podemitas, a la calle! Y así, en las setas, unos días aparecen los vecinos de los barrios hartos. Otras veces acuden los de las manifas antifascistas, que sólo admiten los resultados cuando ganan ellos. Y en pleno puente de la Constitución y la Inmaculada, con mucho ambiente, se concentran algunas decenas de románticos ecologistas para protestar por la turistificación.

Así como las procesiones van a la Catedral, las manifestaciones van a las setas. En la de la turistificación dijeron lo mismo que ya hemos leído en cientos de artículos: que Sevilla es como un parque temático. ¿Para eso es necesario organizar una manifestación? Lo sabía todo el mundo. El concejal del sector, Antonio Muñoz, dijo ayer que no sobran turistas en Sevilla y que en el puente ha estado al completo.

Las protestas de los podemitas (y confluyentes hacia lo mismo) terminan afirmando que el dinero está en manos de las multinacionales. Teresa Rodríguez ya lo repitió en los debates. Aparecían las multinacionales como si fueran los hijos de Satanás. Los que se manifestaron contra la turistificación (palabra horrenda, contra la que también habría que manifestarse) explican que el dinero del turismo, que dejó 62.000 millones de euros en España el año pasado, fue a parar casi todo a manos de las multinacionales. Esos malvados.

Vamos a volver a los años del jornal para los nuestros, como en cierta época. En la sombrerería de Padilla Crespo, en la Campana, estuvo muchos años aquel letrero: "Artículo español. Jornal para los nuestros". Así que a partir de ahora, contra la turistificación, lo mejor es que pongan cartelitos semejantes en los bares con pedigrí reconocido: "Este Patio de San Eloy es un bar muy sevillano. Jornal para los nuestros". Y los alunizajes para las multinacionales. Burger suena a burgués.

Ahora todo es muy español, desde que ha pasado lo de Vox, como si los que no votamos a Vox fuéramos suizos. Hasta los podemitas, con su odio a las multinacionales, se vuelven de lo más patrióticos.

Por cierto que las setas del manifestódromo contra las multinacionales fueron diseñadas por Jürgen Mayer, un arquitecto alemán. Sugerencia: se podrían manifestar mejor en la Plaza de España, que la diseñó Aníbal González, un sevillano.