La lluvia en Sevilla

Mapa sonoro de Sevilla

En Sevilla resiste -y es fácil de vitalizar, a poco que se haga o que se deje hacer- un mapa sonoro mestizo

Tumbada en el sofá dormita la guitarra. En el ángulo oscuro, junto a la cama de los amantes, amplis antiguos y una Fender. Un cajón flamenco hace las veces de banqueta del piano. Los dedos de la esteticista -las uñas porcelánicas despampanantes- tocan la trompeta en una banda que sale el Miércoles Santo. Mi peluquero es compositor, y viceversa. El maestro carpintero, que mide en el aire la estantería nueva que fabricará para mis viejos libros, me habla de flamenco con el rigor, respeto y entendimiento de los buenos críticos. ¿Qué vecina del ojo patio anejo al mío es la que canta como las sirenas de Odiseo? Se dan clases de ukelele. "Mi padre cantó muchos años en calle Salado, ahora es fontanero", dice una amiga, "El mío nos cantó toda la vida", responde otra. En el C1, el chaval va tocando -dos bolis redoblan sobre la carpeta- la batería sin batería. Abajo ensayan unos músicos de jazz. Los domingos por la noche se peta el micro abierto. Aquí bastantes chaveas estudian música o están apuntados a la banda de su pueblo. Ya he puesto nombre al grupo punk que jamás tendré.

Sevilla tiene algo de Nueva Orleans, eso me decía el poeta Benito del Pliego, que antes de vivir aquí había pasado muchos años en aquella otra ciudad del sur. En cada una a su estilo se hace profesión y procesión de músicas, y aún queda entre muchas de sus gentes cierto sentido rítmico de la vida. Sevilla ya era Ciudad de la Música antes y mejor que cuando la declarara la Unesco. Sin ganas de ser complaciente ni de convertirme en adoratriz de cualquier tiempo pasado, podría jurar que, más acá de la falsa Andalucía, en Sevilla resiste -y es fácil de vitalizar, a poco que se haga o que se les deje hacer a quienes saben hilar fino- un mapa sonoro diverso y mestizo. Testimonio de ello dan a diario en este diario los compañeros críticos de músicas. De Los incansables de Torreblanca a Dj Tridi, de los tangos de Triana a las Tres Mil de los Amador, del Femás a Nocturama, de la Escuela Sevillana de Rock a Fiera, de la Bienal a la indagación exquisita de Raúl Rodríguez, de Cita en Sevilla a los ciclos de Órganos Históricos, de la Sinfónica a la Oliva de Salteras: aquí hay oído y hay tono y tonalidades. Sería muy torpe hacer oídos sordos a la vida musical de la ciudad, o cristalizarla en topicazo, desmerecer a unas músicas para convertir otras en mero negocio.

Leo en los papeles "La gran cita cultural en Sevilla", "la fiesta internacional de la música", "Sevilla, en la liga de los grandes conciertos", "evento que sitúa a la ciudad como referente". ¿Qué prodigioso evento nos aguarda, en esta ciudad llena de afición y talento musical? Vaya. Es la gala de los Premios MTV EMA.

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