15 días de mayo

Luis / Sánchez- / Moliní

'Mapping' y chapuzones

Poco queda de ese Guadalquivir al que cantaba la copla deciochesca que recuperó Lorca para la voz de pizarra de la Argentinita: Que bien parece/ lleno de velas blancas/y ramas verdes/ Ay Río de Sevilla. Hoy, las orillas de nuestro Río Grande es un catálogo de restaurantes, carriles bici, centros de alto rendimiento y clubes recreativos privados. Ni rastro ya de aquella bucólica ribera a la que Mañara acudía para pescar ahogados y en la que Bécquer lanzaba al aire sus primeros suspiros tardorrománticos.

Las últimas corporaciones municipales se han afanado en el cultivo intensivo del Guadalquivir, al que se considera un "eje de ocio y esparcimiento de primera magnitud para los ciudadanos", un esfuerzo que continuará después del 24 de mayo, según se desprende de las propuestas electorales. Entre éstas destaca la de Zoido, que nos promete un mapping veraniego que usará la lámina del río como pantalla y que servirá para matar el t edio de las noches estivales, como hasta hace poco lo hacían los cines de verano y la selecta nevería. Da igual que el Jardín Americano se esté degradando progresivamente, que el futuro de la Fábrica de Tabacos de Los Remedios sea todavía una incógnita, que el proyecto de Sevilla Park amenace con dotar a Sevilla de otro gran espacio monstruoso e infrautilizado como el Estadio de la Cartuja... Lo que quiere Zoido es otro mapping para que el pueblo pueda comer pipas al fresco de la noche.

Los antiguos sabían que por el Guadalquivir le llegaba a Sevilla lo mejor y lo peor: el comercio y la plata, las riadas y los vikingos, pero ya hace tiempo que lo que hoy es un brazo muerto, un simulacro de río, ha perdido su antigua condición sagrada de Ganges español para convertirse en un largo paseo de runners y ciclistas futuristas, de familias buscando el sol de invierno y pandillas juveniles enamorando entre vasos de ginebra. No contento con ello, ahora se pretende dar un paso más en la espectacularización de la ciudad usando el río como pantalla de cine.

Los que ya van para viejos recordarán cuando a Arturo Pareja Obregón se le ocurrió montar un espectáculo en un escenario que colgaba de una grúa sobre el río. También recordarán como acabó todo. Menudo chapuzón.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios