NADIE podrá probar que Bárcenas y Galeote no son inocentes". Lo dijo ayer, de nuevo, Mariano Rajoy, a propósito de la imputación del tesorero nacional del Partido Popular y del eurodiputado avecindado en la Costa del Sol en la trama de corrupción capitaneada por Francisco Correa e investigada por el magistrado Baltasar Garzón.

Rajoy juega con fuego. Garzón se despidió, al fin, del llamado caso Gürtel remitiendo al Tribunal Superior de Justicia de Madrid un auto en el que se acumulan indicios serios, pero que muy serios, de que Bárcenas y Galeote fueron sobornados con dinero y regalos por importe de 1,3 millones y 652.000 euros, respectivamente, por la organización de Correa. Están, para probarlo, un relato coherente de los hechos, declaraciones coincidentes de testigos e imputados, la contabilidad B de las empresas de la trama, las anotaciones con las iniciales "LB" o "L. Barc.", los informes policiales y el hecho incontrovertible de que Bárcenas ha acumulado, llevando la tesorería del partido, un patrimonio muy curioso y adquirido numerosas propiedades con dinero contante y sonante.

Ninguno de estos indicios sirve para destruir la presunción de inocencia que la Constitución consagra para cualquier ciudadano. Lo dirá en su momento el Tribunal Supremo (Bárcenas es aforado, por senador). Pero tampoco han sido juzgados todavía los tres diputados autonómicos y varios alcaldes de Madrid que han sido forzados a dimitir porque su implicación en el escándalo perjudicaba a la organización en su conjunto.

Mucho más poderosas se antojan las razones por las que el PP debería exigir la dimisión -ya que él no la presenta- de quien, como tesorero, está incrustado en la cúpula del partido. Mayormente, en su bolsillo, que es un ámbito en el que un político no sólo ha de ser honrado, sino también parecerlo. No se entiende, por tanto, el cierre de filas y la negativa reiterada de Mariano Rajoy, y también de Javier Arenas, a apartarlo de sus responsabilidades mientras se encuentre sometido a esta inculpación. Se entiende menos teniendo en cuenta que ambos dirigentes están completamente rodeados de diputados, cargos públicos y militantes del PP que les incitan a hacer lo contrario: a que el sacrificio temporal de Bárcenas sea el cortafuego que impida la quema de todo el partido en vísperas de las elecciones europeas.

¿Qué podría pasar? Si cesa Luis Bárcenas y al final resulta ser inocente, se habrá cometido una injusticia con él, pero sólo con él. Por el contrario, si lo mantienen a toda costa y va el Tribunal Supremo y lo procesa y lo condena, el daño y la injusticia se le habrán hecho a cientos de miles de militantes del PP.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios