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la tribuna económica

Gumersindo / Ruiz /

Medidas arriesgadas

EN situaciones de emergencia los responsables de tomar decisiones se valoran por el resultado inmediato que obtengan. Siempre quedará la duda de si era posible hacer más o no, y si lo ocurrido era inevitable, pero cuando el paro sube como en noviembre en casi 60.000 personas (8.300 en Andalucía), lo urgente y lo importante coinciden. La tendencia general del paro está clara, y aumenta año a año aunque puedan existir alivios temporales según los meses y la actividad económica. Es conocida la dificultad de salir de una situación cuando las soluciones a unos problemas (como el de la deuda) agravan otros (como la demanda de consumo). "Te equivocarás, cualquiera que sea la decisión que tomes", parece ser la conclusión cuando se analizan las posibles medidas de política económica; sin embargo, las siguientes propuestas aliviarían algo la situación.

La primera es que las administraciones autónomica y local paguen de inmediato todo lo que deben; para ello deberán eliminar aquellos gastos que no resultan imprescindibles para el buen funcionamiento de la sanidad, educación, seguridad e higiene pública, y acceder obligatoriamente al crédito del Instituto de Crédito Oficial (ICO), ampliado a cinco años, manteniendo el interés alrededor del 6%. La segunda es que los responsables de las administraciones públicas autonómica y local exijan a sus funcionarios que trabajen con celeridad y precisión para, cumpliendo la legalidad, evitar cualquier traba que entorpezca el funcionamiento de las pymes y autónomos (una reforma profunda de la Administración pública puede emprenderse en paralelo). En tercer lugar, el crédito oficial debe fluir a las pymes y autónomos mediante una red de oficinas exclusivamente dedicadas a ellos; puede empezarse por utilizar oficinas que se cierran, con su personal, de entidades financieras en las que el Estado ha puesto capital. Una sección se dedicaría a los ayuntamientos, siguiendo la iniciativa de los municipios franceses para dotarse de un instrumento financiero. La cuarta es que las entidades financieras puedan acceder a financiación movilizando carteras de préstamos buenos, hipotecarios o no, que servirán como fuente de liquidez para dar créditos a empresas. Es más fácil empezar por lo bueno, que montar un hipotético banco malo, y la Unión Europea garantizará las emisiones si hay transparencia en los préstamos que se ceden. Quinta, el capital exigible en relación a los préstamos a pymes debería reducirse temporalmente por el Banco de España; no se trata de relajar la concesión de crédito, sino de no hacerlo oneroso para las entidades financieras en relación al capital que tienen que poner por el mismo. Sexta, las cámaras de comercio recibirán un encargo y mandato de la administración para que operen con todos sus medios en el afianzamiento de las pequeñas empresas en el comercio exterior. Séptima, las pymes tendrán una exención temporal completa de Seguridad Social en las nuevas contrataciones.

Estas medidas son factibles, pero suponen dejar a un lado los gustos, las ideologías, los prejuicios y la teoría económica, y quizás esto sea una dificultad aún mayor que la de llevarlas a cabo.

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