Cuando acabó la sequía y el régimen de lluvias seguía y seguía, todos nos poníamos la mar de contentos porque mejor era que lloviese ahora y no en Semana Santa. Esperanzados en que las nubes estuvieran agotadas, ni siquiera nos preocupábamos de mirar las previsiones meteorológicas de seguros que estábamos de que tendríamos una Semana Santa espléndida. Pero los días pasan y en esta Semana de Pasión siguen las nubes largando fiesta, por lo que la inquietud ya no sólo asoma la oreja, sino el cuerpo entero, y ahí tenemos al probo José Antonio Maldonado de vigía de guardia al servicio de la afición. Ya estamos todos con la mosca tras la oreja y mirando continuamente a la cornisa a ver qué aspecto tiene. Hay que ver con la de meses de sequía que hemos soportado, ya los pantanos aliviándose sin saber qué hacer con tanta agua y sigue lloviendo, ¿hasta cuándo?