PREFIERO la vieja conseja de ponerle buena cara al mal tiempo que encerrarse en un universo de oscuridad lóbrega y penumbra de la que resulta complicado escapar. Llega la Navidad y junto a ese hilo musical que nos trae villancicos sin solución de continuidad, en la ciudad se hizo la luz y todo parece menos amenazador. Seguro que es una ilusión óptica la de que mediante la luz se alegren el alma y, por ende, las pajarillas. Pasa que en este fin de semana de lleno total en las calles y en todo lo que se abría, se encendieron las luminarias navideñas y la crisis pareció como atenuada, como si esa luz le hubiese puesto sordina a la gran crujía. Que dicen los que dicen que saben que lo mejor de 2011 es que 2012 será peor, con lo que a ver cómo encaramos el panorama, pero con luz pasa el cáliz mejor que a la sombra, mucho mejor, y ya insisto en que no está de más ponerle buena cara al tiempo, a este horrible tiempo.