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La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Mejor tonta que culpable

Lenta, precaria e interferida por los poderes políticos, la Justicia española funciona: quien delinque es castigado

La hija y hermana de reyes tuvo que sentarse en el banquillo y someterse a la vergüenza de un proceso judicial en la era del espectáculo, pero no irá a la cárcel. La Justicia ha hablado: la infanta Cristina de Borbón se benefició de los delitos de su marido, y por ello deberá devolver a las arcas públicas defraudadas un cuarto de millón de euros, pero no ha delinquido.

La absolución de la hermana de Felipe VI -que la separó de la Familia Real y la despojó del ducado de Palma- se produce por la confluencia de dos factores. Uno, que la Fiscalía nunca la acusó, quedando la acción penal en su contra en manos de Manos Sucias (perdón: Limpias), una organización disuelta y con su líder encarcelado durante el propio juicio, de la que se supo que pidió tres millones de euros a cambio de retirar la querella. Dos, que Cristina mantuvo en todo momento esa defensa de manual que consiste en hacerse pasar por tonta: ella no se enteraba de nada, confiaba plenamente en su esposo, firmaba todo lo que él le ponía delante y no conocía la gestión del Instituto Nóos. Este era el instrumento ideado por Iñaki Urdangarín y su socio y ex amigo Diego Torres para desviar fondos públicos a sus bolsillos valiéndose precisamente del estatus del primero como marido de Cristina, yerno ideal de Juan Carlos I y cuñado colega de Felipe VI. Un caso paradigmático de tráfico de influencias y todo lo que suele colgar de este tipo (malversación, prevaricación, fraude, delitos fiscales, falsedad documental, estafa y blanqueo).

Hay que dar por descontado que la sentencia conocida ayer no contentará a los odiadores vocacionales que se han adueñado de las redes sociales para volcar en ellas todas sus frustraciones ni a las tricoteuses intelectuales disconformes con todo lo que no sea mucha cárcel para Urdangarín y para Cristina. Pero es la que las tres juezas de Palma han emitido, y la única que vale. La que dice que el primero cometió varios delitos y la segunda no.

De modo que aun lenta, precarizada e interferida por los políticos, la Justicia funciona en España. Los culpables son castigados y la ley es igual para todos. No existe impunidad para los poderosos, famosos o personas principales. ¿Quieren nombres? Mario Conde, Ruiz-Mateos, Jaume Matas, Carlos Fabra, Isabel Pantoja, Julián Muñoz, José María del Nido, Francisco Correa, Francisco Granados... No queda espacio para más. Pero los hay.

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