NUNCA es tarde si el fin merece la pena y nadie podrá negar que el fin éste es provechoso. Me refiero a que se anuncie la pronta instalación de las conexiones para que la presa de Melonares deje de ser un lago sólo apto para actividades lúdicas y pase a cumplir con el objetivo para el que fue construido, el de dar de beber al sediento. Se ha anunciado con todo lujo de solemnidad que Sevilla beberá agua de Melonares así que esté acabando este 2014 de nuestras entretelas. Y me parece que, más que alborozo, la medida debería estar acompañada de estupefacción tras ver cómo una obra de tamaña envergadura ha estado inservible un puñado de años. Pero, en fin, como bien está lo que bien acaba y aunque este cuento no ha acabado, alegrémonos porque las cosas entren en razón y que un pantano de dicho trapío no sirva sólo para pesca o deportes náuticos.
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