TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Mendoza, Carbajal y Torres

La sociedad ofrece a las artes a los mejores y las artes devuelven a la sociedad sus obras

Tres notables arquitectos han ingresado recientemente en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla: Fernando Mendoza Castells, José Antonio Carbajal Navarro y Francisco Torres Martínez. Formados en la Escuela Superior de Arquitectura de Sevilla, han desarrollado su profesión con estudios abiertos en nuestra ciudad, aunque han trabajado en toda Andalucía. Los tres son modelo del ético ejercicio de una tarea compleja y creativa, con compromiso personal y actitud social ejemplar, sea en las aulas, en las tribunas públicas y, lo que es más importante, en la mesa de dibujo.

Son tiempos en que los profesionales liberales no gozan del prestigio que tenían en el pasado y las instituciones públicas y el mundo empresarial los prefieren más sujetos, porque en ocasiones son difíciles de controlar con los mecanismos económicos y políticos de hoy en día. Particularmente la profesión de arquitecto no está pasando por sus mejores momentos desde hace años, pero casos como los de los tres arquitectos que hemos citado ponen en valor el ejercicio de un oficio humanístico donde los haya, cuajado de hombres y mujeres lúcidos, responsables y entregados a un sentir vocacional.

Por eso hay que valorar que hayan sido elegidos por una antigua e insigne institución como la Academia de Bellas Artes para que formen parte de su nómina. Si alguien pone en duda que las academias son casas de la excelencia y el conocimiento, las personas y obras de Mendoza, Carbajal y Torres tienen la virtud de señalar que la sociedad ofrece a las artes a los mejores y las artes devuelven a la sociedad las obras de aquellos, distinguiéndolos como iguales en el seno de las academias.

Sevilla es una ciudad orgullosa con razón, de sus méritos arquitectónicos y patrimoniales y los sevillanos somos algo narcisos y autocomplacientes, quizás por el mismo motivo. Pero creo que no es ocioso pregonar que parte esencial de lo que hemos recibido como monumentos principales de la ciudad y que han sido bien tratados y conservados para el futuro, lo están por el talento de nuestros tres arquitectos académicos. Desde el silencio y el estudio y con brillantez y coherencia profesional, los tres han dado algunos de sus mejores trabajos a Sevilla. Fernando Mendoza con la restauración de la Iglesia de San Luis de los Franceses y la Colegial del Salvador, vórtice de culturas. José Antonio Carbajal con el brillante ejercicio de arquitectura del siglo XX que es el Seminario Diocesano y las obras de restauración de la Plaza de la Real Maestranza. Y Francisco Torres con el ejemplar rescate del Palacio de Altamira y el admirable trabajo de devolver al centro de Andalucía el Hospital de las Cinco Llagas. Tres arquitectos cuyos méritos los han llevado a la Academia y que ésta ha sabido reconocer sus grandes aportaciones a esta ciudad. Como dijo días pasados Torres Martínez en su discurso de ingreso, debemos vislumbrar la llama divina en sus obras. Con ellos, Sevilla lo consigue.

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