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La ciudad y los días

Carlos Colón

Mentiras intolerables

PESE a saber que rema a favor de la corriente porque, por desgracia, el PSOE ha sabido mimetizarse con la moral hegemónica (que es la amoralidad consumista), Zapatero y sus correveidiles no renuncian a estigmatizar y descalificar a sus oponentes con bastas simplificaciones y groseras mentiras. Cuando esta torpe estrategia tiene que ver con la conciencia y con las más serias y graves cuestiones, por ser las que se refieren a la vida y la muerte, sus simplificaciones y mentiras son intolerables.

En el mitin celebrado con motivo del Día Internacional de la Mujer, Zapatero ha dicho que la nueva ley de aborto "supera los problemas que hasta el momento se negaban por la hipocresía o por convicciones religiosas y protege la dignidad y seguridad de las mujeres que no volverán a ir a la cárcel por interrumpir su embarazo". Y que "sólo la hipocresía o el intento de convertir determinadas convicciones religiosas en normas cívicas universales permitirían negar que era necesaria la aprobación de la ley del aborto".

Es mentira que únicamente la hipocresía o las convicciones religiosas negaran los problemas originados, no por la ley anterior, sino por su incumplimiento. Pero es una mentira peor que la nueva ley supere aquellos problemas al convertir el aborto de un acto despenalizado en algunos graves supuestos en un derecho. Lo que se ha hecho es legalizar el coladero permitiendo el aborto libre.

Es mentira que la nueva ley proteja la dignidad de las mujeres, salvo que por tal se entienda que sin causa sanitaria grave que lo aconseje se les otorgue el derecho de decidir sobre la vida o la muerte del ser dependiente de ellas pero también distinto a ellas que se aferra a la vida en su vientre.

Es mentira que gracias a esta ley ninguna mujer volverá a ir a la cárcel por abortar, porque ninguna lo ha hecho desde que entró en vigor la legislación sobre el aborto en 1985.

Es mentira que sólo la hipocresía o el intento de imponer convicciones religiosas se opongan a esta ley, porque los argumentos contra el aborto libre están también basados en sinceras emociones, no sólo en hipócritas fingimientos, y en datos científicos, no sólo en convicciones religiosas. En cuanto a las "normas cívicas universales" que por lo visto han nacido de la nada, y los perversos, masoquistas e intolerantes cristianos quieren infectar con sus creencias, hay que ser tan inculto como los planes de estudio están logrando que se sea para ignorar cuánto deben al judeocristianismo. Tanto como al pensamiento griego o al derecho romano. Cosas viejas, ya; y extrañas al socialismo belenestebánico de Zapatero.

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