La ciudad y los días

Carlos Colón

Meteorología progre

LA última vez que llovió en Sevilla el agua cayó sobre el terciopelo negro bordado en oro por Josefa Antúnez, sobre el blanco sudario que pendía empapado de la cruz, sobre el paso diseñado por Santiago Martínez en cuyo friso está escrito "Inmenso como el mar es tu quebranto". La vez siguiente que volvió a llover el agua cayó sobre los minúsculos soles de los farolillos, sobre las lonas y pañoletas inventadas por Gustavo Bacarisas, sobre la multitud que abarrotaba el real para ver como, calle a calle, prendía la luz de la fiesta. Es decir: la última vez que llovió en Sevilla fue el Sábado Santo y la vez siguiente que volvió a hacerlo fue el lunes del alumbrado de la Feria. Entre el agua que le cayó a la Soledad de San Lorenzo -y a la Piedad Servita, y a la Esperanza trinitaria, y a la canina infame-y la que le cayó a la Feria el lunes mediaron dos semanas espléndidas y hasta calurosas. Mientras escribo, primeras horas de la tarde del martes, cae un aguacero. Se ha suspendido la corrida de Juan Bautista, El Cid y Talavante. Los pronósticos dan lluvia y viento para hoy y mañana, con un 80% de posibilidad de precipitaciones que no descenderá hasta un 20% -parcialmente nuboso- el viernes.

¿Estará el tiempo a las órdenes de esos papafritas que creen que lo único que le impide a Sevilla ser una de las capitales mundiales de la ciencia y la cultura, faro de la modernidad y matriz de las vanguardias, son la Semana Santa y la Feria? ¿Hay un Ares o un Thor "progresista" empeñado en mojar los pasos, tirar los farolillos y empapar los nazarenos y las flamencas que, como todo el mundo sabe, son los responsables del atraso, pobreza e incultura de Sevilla?

Quién sabe. El caso es que el tiempo no está teniendo piedad de quienes disfrutan con estas cosas, de quienes viajan para verlas y de quienes se ganan unos euros -bastantes euros que nuestra ciudad necesita- con el disfrute de los primeros y la curiosidad de los segundos. ¿No podía haber llovido sin parar, llenando pantanos, floreciendo campos, fecundando cosechas, limpiando atmósferas, desde que se cerraran las puertas de San Lorenzo a las doce en punto del Sábado Santo hasta que el dedo del alcalde, dieciséis días más tarde y a la misma hora, le diera al botoncito de Currito que tiende el toldo de luces sobre el real? Pues no. Llovió el Miércoles, Jueves y Sábado Santo; volvió a llover el lunes y el martes de Feria; y amenaza con seguir lloviendo hoy y mañana.

Sin un cuarto de Semana Santa, sin lo que va de Feria, sin toros… La meteorología, estropeando las fiestas más sevillanas, trae el progreso a Sevilla.

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