TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Las Tres Mil y Oramas

El clasismo es una forma de supremacismo social tan condenable como el racismo, el machismo o la homofobia

No soy precisamente fan de este Gobierno (ni de la oposición: el cartel político -Sánchez, Casado, Rivera, Iglesias, Garzón y la panda independentista- es de plaza de tercera). Y la sobreactuación mitinera de la señora Montero el martes me pareció una mezcla entre Irene Papas y Ana Magnani -el desgarro de las trágicas mediterráneas- en versión de Almodóvar.

Dicho lo cual, es intolerable que en sede parlamentaria Ana Oramas le dijera a María Jesús Montero: "¡Vaya mitin, señora ministra! Esto no son las Tres Mil Viviendas de Sevilla, de cuando estaba en la Junta de Andalucía, sino el Congreso de los Diputados, y usted es la ministra de Hacienda". Precisamente porque era el Congreso de los Diputados no se pueden tolerar estas palabras clasistas. El clasismo es una forma de segregación y supremacismo social, económico y cultural tan condenable como el racismo, el machismo o la homofobia. Lo que se conoce como las Tres Mil viviendas es un drama social y un problema de marginación que ni la Junta ni el Ayuntamiento han sabido o querido resolver. Allí -sobre todo en Las Vegas, muestra del fenómeno conocido como chabolismo vertical- viven automarginados instalados en la supervivencia y delincuentes que se aprovechan de la situación, pero también muchas personas honradas que son las primeras víctimas de ese estado de cosas. Sobre lo que allí pasa desde hace medio siglo hay responsabilidades políticas, sociales y económicas que tienen que ver con el aumento de la desigualdad, la tragedia de la droga, la falta de oportunidades y la tolerancia para con los guetos urbanos que sólo se consideran un problema cuando desbordan sus límites e infectan al resto de la ciudad.

Por ello, tuvo razón María Jesús Montero al contestarle: "¿Por qué ha dicho que estoy vociferando en las Tres Mil Viviendas? ¿Qué quiere decir? ¿Que los barrios pobres se merecen un tono y los ricos otro?". Pero se equivocó al añadir que "es un barrio como cualquier otro". Le sucedió lo mismo a Noelia Vera Montero (Podemos) al acusar con razón a Oramas de "elitismo y odio de clase", pero equivocándose al recomendarle "un paseíto por un barrio humilde y trabajador". Ojalá fuera un barrio como cualquier otro, ojalá fuera humilde y trabajador como lo era Los Pajaritos antes de hundirse en la marginalidad hasta ser, junto al Polígono Sur y Torreblanca, uno de los barrios más pobres y marginales de España.

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