CURIOSA anomalía socioeconómica la del comercio sevillano. Como promedio, sus dependientes cobran sueldos más bajos que en Jaén, Almería, Cádiz, Córdoba, Málaga y Granada. Sólo son algo superiores a los de Huelva. Bien saben ustedes que el precio de la vivienda es más caro en Sevilla que en el resto de capitales andaluzas. Y que en Sevilla son más altos los precios de alimentos, ropa, calzado, bares, restaurantes, etcétera, respecto al resto de Andalucía. Dése un paseo por las calles comerciales de Córdoba y Jaén, por ejemplo, y vea la diferencia de precios, en locales cuyo coste en propiedad o en alquiler es muy inferior a lo que se maneja en Sevilla para tener abierta una tienda.

En estos días de abundantes compras de regalos y profuso manejo de la tarjeta de crédito, cabe considerar el heroísmo cotidiano de tantos dependientes mileuristas, pues, si no tienen antigüedad, su salario bruto anual es de 12.007 euros. Cuando dejan atrás el mostrador, tras horas de tejemanejes, ventas y empaquetados, lo tienen muy crudo para convertirse en clientes de tiendas similares a las que les dan empleo. Para ellos todo el año es tiempo de rebajas, las que comienzan el próximo lunes, y en las que la patronal del sector factura el 30 por ciento de la venta anual.

Es la otra cara del espíritu navideño. En la espiral inflacionista que nos embarga, al roscón de reyes le suben esta semana el precio entre un 10 y un 15 por ciento respecto al año pasado. Así lo admite el presidente de la Federación Andaluza de Pasteleros, Ángel Carazo, aludiendo a que se han encarecido los huevos, la harina y la nata. Hay sectores a los que les encantan las tradiciones. Sobre todo porque siempre les pueden repercutir subidas muy superiores al IPC. Por eso las defienden. Roscos de reyes a 40 euros. Casi nada.

Estas cosas pasan porque Melchor, Gaspar y Baltasar están tan atareados que han perdido la cuenta de lo que vale lo que se paga y lo que se cobra.