Fragmentos

juan ruesga navarro

Mirar a Portugal

Los dos países tenemos una historia y una cultura que nos vincula desde la Antigüedad

Durante años Portugal y España han vivido "a costas voltadas", es decir, dándose la espalda. Y en el actual momento político y económico, con la ola de nacionalismos, independentismos y clasismos que recorren Europa, creo que conviene que nuestros dos países se miren directamente a la cara y alcancen la manera de colaborar en todos los campos y que se acerquen cada día más. Creo que es bueno para los más de cincuenta cinco millones de portugueses y españoles. Y en nuestro caso concreto, creo que es bueno para Sevilla y Andalucía.

Los dos países tenemos una historia y una cultura que nos vincula desde la Antigüedad y sobre todo "somos prisioneros de la geografía", como gráficamente se ha descrito. Y desde la entrada conjunta de los dos en la Unión Europea, el uno de enero de 1986, se han ampliado los contactos de manera equilibrada y simétrica, con una economía fuertemente conectada y con una frontera cada vez más diluida. Y con el reforzamiento de las organizaciones de la comunidad iberoamericana se agranda el vínculo común con América. Como acertadamente imaginó Saramago en la metáfora de la balsa de piedra que se desgajaba del continente y se colocaba en medio del Atlántico.

Las poblaciones de ambos lados de la Raya Ibérica nos visitamos con más frecuencia a través de las autovías enlazadas, a la espera de las mejoras ferroviarias. Tanto para una breve comida como para unos días de descanso o compras. Identificamos con éxito y futuro la llamada gastronomía "rayana", como la del restaurante cacereño El Convento en Valencia de Alcántara. Y compartimos límites desde la desembocadura del Guadiana hasta la desembocadura del Miño, recientemente redefinidos en nuevos acuerdos. Los artistas y profesionales se relacionan en las principales ciudades portuguesas y españolas. Y los territorios se asemejan a los dos lados de la frontera, como pude comprobar en el caso del Alentejo y la sierra cordobesa a propósito de montar Fuenteovejuna de Lope de Vega en el Centro Dramático de Évora. El paisaje de encinas y dehesas es común, así como mucha arquitectura de sus iglesias y palacios.

En Sevilla tenemos el magnífico Pabellón de Portugal de la Exposición Iberoamericana, obra de los arquitectos Carlos y Guilherme Rebelo de Andrade, que preside el Prado de San Sebastián en una mirada reflejada con la Fábrica de Tabacos y el Alcázar. La participación de Portugal, decidida en 1922, transformó por fortuna el proyecto de exposición hispanoamericana en iberoamericana. Y el edificio se mantiene en pie con su arquitectura singular y con fuerte vida y presencia en la ciudad. En el año próximo que conmemoramos la aventura de la circunnavegación de la expedición de Magallanes y Elcano, debemos hacer el esfuerzo de mirar a Portugal y buscar el encuentro, porque a todos nos ayudará.

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