Por montera

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La Monarquía

LO malo de la libertad es decepcionarte con la verdad. Lo malo de poder conocer los detalles de la realidad gracias a la investigación periodística o judicial es descubrir que has estado viviendo en medio de una falsedad. Quienes somos hijos de padres de quienes heredamos la creencia de que La Familia Real es un ejemplo vivimos en estado de shock e inevitable decepción al ver revelados aspectos humanos entre unos seres que estaban diseñados en el concepto de un ideal irreal. Alguien, no se muy bien si la religión católica, el Estado, Franco o quién imprimió un estilo de vida cimentado en unos aspectos que nunca habían existido.

No nos pasa sólo a los españoles puesto que todos los países cuya soberanía del Estado es otorgada a una persona que por herencia llega a ser Rey padecemos el mismo síndrome. No entiendo por qué la perfección está en que una familia debe estar unida, donde el matrimonio es fiel, leal y feliz con unos hijos guapos, sanos, estudiosos y que no cometen errores. Niños que no llevan gafas, o pegan a sus compañeros o primos. Bien es cierto que para sostenerte emocionalmente en la cúpula social has de tener una singular resistencia emocional que te prepare para el disimulo público de una desgracia. Lo único que parece imperdonable es que esas personas, privilegiadas, hagan abuso del poder y encima se rían de su pueblo. Ese engaño es una acción absolutamente premeditada y perversa que nos insulta a la inteligencia y las emociones.

Nosotros somos la monarquía. El pueblo es el soberano y decide qué quiere pero sin que nadie abuse de su posición para enriquecerse y restregarnos ante nuestras narices delitos penales. Que se rían de nosotros cuando nosotros hemos tenido la lealtad del silencio y tolerar la diferencia e incluso reverenciar nuestros cuerpos ante ellos no les concede que nos roben. Aún, quienes somos monárquicos, nos agarramos a la posible irrealidad. Hasta el último momento buscaremos el resquicio de una justificación para que la institución monárquica no sea sustituida por una República que tampoco garantizaría de la honradez, el ejemplo. Por el bien de la Monarquía ésta debería ser ejemplar entre todos sus componentes, tengan más probabilidades de ocupar el trono o menos. No es sensato que una familia se gaste dos mil millones de pesetas en construir su casa. Si eso invierten en su hogar qué no tendrán para otros gastos. Su responsabilidad es ser honrado, trabajador, cercano, respetado y claro. Que sigan el ejemplo de su pueblo. Del pueblo honrado que respeta la Institución y su Rey, sus herederos, como él -ellos- se debe a nosotros mismos. Hoy, la Monarquía parece una ilusión y una ilusión tener una ejemplar Monarquía.

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