ES también un montaje lo del Goya robado? Nos desayunamos con que un supuesto crítico en paro lo había sustraído para llamar la atención sobre el endogámico sistema de subvenciones con que funciona el cine español. Para denunciar el amiguismo y esas cosas. Viéndolo en la portada del diario El Mundo, la verdad sea dicha, todo suena demasiado rocambolesco.

A los inventores de formatos ya se les estará revolucionando la cocorota. Cuánto partido hubiesen sacado al caso del Goya robado en formato televisivo. En lugar de un crítico en paro podría tratarse de un reportero que se hubiese hecho pasar por un crítico en paro que a su vez se hizo pasar por un invitado a la fiesta de Los crímenes de Oxford en donde tuvo lugar la sustracción.

En esta época donde los montajes tienen tan buena aceptación, en donde incluso la trama de los espías del PP, verdadera o falsa, se alza entre las tramas favoritas del público a la hora de consumir sus raciones de informativo, y en la que Wyoming puede alcanzar el millón y medio de fieles a golpe de broma, está claro que los montajes son una tentación en la que todos pueden caer.

El caso del Goya robado nos pone sobre la pista de lo que podemos acostumbrarnos a ver cada vez más frecuentemente. Que sea verdad o que sea mentira es lo de menos. Interesa que los medios entren al saco. Que amplifiquen el eco de la anécdota, sea la anécdota que sea. Si quisiera, el supuesto crítico en paro podría sentarse en el corrillo de La noria. Lo que además de reportarle bastantes más euros de los que suministra el ejercicio de la crítica, le haría adquirir notoriedad. Y hasta tendría abiertas las puertas a alguno de los nuevo doce formatos que anuncia Telecinco. Así son los tiempos que nos ha tocado vivir.

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